Preocupación por el aumento del número de demandas contra la Prensa

Los periodistas estadounidenses y españoles asistentes ayer a las jornadas sobre La Prensa escrita en Estados Unidos, que se celebran en Barcelona, mostraron su "preocupación" ante el creciente número de demandas por difamación y libelo contra la Prensa, cuyo resultado más notable es "la intimidación", y el cada día más importante papel de los letrados en los medios de comunicación. La frontera entre lo que debe y lo que no puede ser publicado, la seguridad del Estado y la Prensa, así como el derecho a la intimidad y la protección de las fuentes de información, centraron el debate.

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Los periodistas estadounidenses y españoles asistentes ayer a las jornadas sobre La Prensa escrita en Estados Unidos, que se celebran en Barcelona, mostraron su "preocupación" ante el creciente número de demandas por difamación y libelo contra la Prensa, cuyo resultado más notable es "la intimidación", y el cada día más importante papel de los letrados en los medios de comunicación. La frontera entre lo que debe y lo que no puede ser publicado, la seguridad del Estado y la Prensa, así como el derecho a la intimidad y la protección de las fuentes de información, centraron el debate.

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Howard Simons, director de la Fundación Nieman en la universidad de Harvard y anteriormente adjunto a la dirección de The Washington Post, aseguró que en los últimos años "han aumentado alarmantemente los procesos legales contra la Prensa". El aumento de las demandas por difamación o libelo ha contribuido a resaltar el papel de los abogados en los periódicos estadounidenses. Simons afirmó que "los abogados empiezan a pensar que son los directores de los medios en los que trabajan, cuando lo único que deberían hacer es contestar a una pregunta simple: ¿Vamos a meternos en un lío?".Sobre el incremento y la importancia de las demandas contra los periódicos, muchas de las cuales ya sobrepasan el millón de dólares, el que fuera adjunto a la dirección del Washington Post cuando el periódico desveló el caso Watergate, afirmó que el aumento de los pleitos "está teniendo un efecto intimidatorio". "Los directores", explicó, "se plantean cada vez más asiduamente si es necesario publicar una noticia que les puede costar varios millones de dólares".

"El Globe de Boston desveló que un niño había sido dado en adopción a una pareja de homosexuales. La publicación de la noticia provocó que el Estado de Massachusetts aprobara una ley que prohíbe la adopción a los homosexuales. A raíz de ello, parte del público se planteó si la actuación del Globe había sido correcta al desvelar la noticia". Sin embargo, Simons defendió la obligación de los periódicos de publicar todo aquello que sea noticia, "sin restricciones".

Simons manifestó su preocupación ante la disminución de casos que llegan al Tribunal Supremo. "La mayoría de los periódicos", dijo, "se conforman ahora con las decisiones de los tribunales ordinarios y tienen miedo de ir al Supremo". "Al ser los jueces escogidos directamente por el presidente, en 30 años todos los jueces del Supremo, que habrán sido designados por Reagan serán conservadores".

Personajes públicos

Richard Marks, abogado especializado en medios de comunicación, que asesoró a la cadena de televisión CBS en el pleito planteado contra ella por el general William Westmoreland, afirmó que la sociedad estadounidense "espera que la Prensa ataque al Gobierno". Según el letrado, EE UU "es una sociedad litigante y los abogados tienen un enorme poder", pero recalcó que el número de demandas "se ha desbordado".Marks explicó que "si un personaje público demanda ahora a un periódico sólo porque un artículo publicado era incorrecto, tiene pocas posibilidades de ganar, a no ser que el director lo haya hecho público con malicia y sabiendo que los datos eran falsos". Añadió que "los políticos han escogido esa posición pública y, por tanto, deben esperar lo peor de la Prensa".

Margarita Rivière, de El Periódico de Catalunya, resaltó las diferencias entre la Prensa de EE UU y la española, "ya que aquí hemos sufrido la censura y escrito entre líneas hasta la muerte de Franco". Alfons Quintà, ex director de TV-3, tras defender la libertad de expresión de la Prensa, planteó la necesidad "de que la ley proteja a la sociedad ante posibles abusos".

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