Las tres próximas semanas serán claves en las estrategias del PSOE, Coalición Popular y los reformistas

Coalición Popular, las formaciones centristas y el PSOE consideran que las próximas tres semanas serán "muy importantes" para ellos, desde el punto de vista interno y también como pistoletazo de salida en la precampaña electoral gallega. "Junio va a ser el pórtico de un otoño especialmente agitado", dijo a EL PAIS un dirigente de Coalición Popular quien admitió que "de aquí a las vacaciones veraniegas van a pasar muchas cosas determinantes en el equilibrio de fuerzas de la coalición". También dirigentes de la llamada operación reformista aceptan que este mes será "clave".

En el PSOE la ...

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Coalición Popular, las formaciones centristas y el PSOE consideran que las próximas tres semanas serán "muy importantes" para ellos, desde el punto de vista interno y también como pistoletazo de salida en la precampaña electoral gallega. "Junio va a ser el pórtico de un otoño especialmente agitado", dijo a EL PAIS un dirigente de Coalición Popular quien admitió que "de aquí a las vacaciones veraniegas van a pasar muchas cosas determinantes en el equilibrio de fuerzas de la coalición". También dirigentes de la llamada operación reformista aceptan que este mes será "clave".

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En el PSOE la celebración, por primera vez en medio año, de la primera reunión del comité federal acapara ya la atención -y también la inquietud- de los miembros de la ejecutiva socialista.No será solamente el Gobierno de Felipe González el que tenga que pasar por varias pruebas de fuego en las semanas que restan hasta las vacaciones: huelga con vocada por CC OO y alejamiento de UGT, debate parlamentario sobre la OTAN- si finalmente no se retrasa al otoño-, elaboración del anteproyecto de los presupuestos en un marco de discordias dentro del Ejecutivo, etcétera. También la práctica totalidad de los partidos políticos se enfrenta a importantes tests que pondrán a prueba su cohesión interna y la de las relaciones de las fuerzas que se encuentran coligadas.

Excepto Alianza Popular (AP) todos los partidos deben afrontar en las próximas semanas el reto de seleccionar un candidato para la presidencia de la Xunta en las ya cercanas elecciones autonómicas gallegas. Pero AP debe, por su lado, concluir cuanto antes la negociación de los pactos con sus aliados -Partido Demócrata Popular (PDP) y Partido Liberal (PL)- para acudir conjuntamente a estas elecciones. Esta negociación, según fuentes de la Coalición Popular (CP), está resultando "espectacularmente dura", como consecuencia de lo que en AP se califica como "exigencias de cuotas de poder" por parte de los democristianos del PDP. Este mismo mes debe celebrarse un nuevo encuentro del comité de coordinación de la coalición para tratar de "cerrar urgentemente el pacto", según frase de un dirigente aliancista.

Pero parece improbable que los pactos de coalición se suscriban antes de mediados de julio, no sólo a causa de las exigencias de los democristianos, sino también porque a finales de junio el Partido Liberal de José Antonio Segurado celebrará su primer congreso- nacional, en el que tendrá que emitir su opinión sobre la política a seguir en el futuro; nadie cree, sin embargo, que el PL pueda plantear al socio mayor de la Coalición, AP, problemas de calibre semejante a los que casi constantemente suscita el PDP.

Alianza Popular, el principal partido de la oposición, se encuentra inmerso en un proceso de congresos regionales que influirá igualmente, aunque a medio plazo, en sus relaciones con el PDP. Los próximos días 22 y 23 el partido de Fraga celebrará los congresos de Castilla y León y de Castilla-La Mancha, donde serán elegidos presidentes, respectivamente, los diputados José María Aznar y Arturo García Tizón, dos jóvenes valores de AP a los que se ha dejado entrever que serán los candidatos de su partido a la presidencia de ambas comunidades cuando se celebren las elecciones autonómicas, en 1987. Sin embargo, el PDP tiene ya sus propios candidatos para las dos comunidades, algo que podría llegar incluso a provocar la ruptura de la coalición no mucho después de las elecciones legislativas. Por otro lado, el próximo día 21 tendrá lugar el congreso regional de AP en Cataluña.

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Ataques a Suárez

También el Partido Reformista Democrático (PRD), presidido por Antonio Garrigues Walker e inspirado por Miquel Roca, se halla en plena celebración de sus congresos regionales, a los que el partido concede el valor de una oportunidad para el relanzamiento de la imagen del PRI), un tanto deteriorada a raíz de la renuncia de Víctor Moro a encabezar la candidatura de Coalición Galega (CG). Ahora, Coalición Galega, el socio reformista en Galicia, tendrá que elegir rápidamente un nuevo candidato, y el PRD deberá iniciar una operación de imagen para mostrar a la opinión pública que sigue siendo un firme competidor por el puesto de tercer partido en liza. Roca encontrará una buena oportunidad para ello con la celebración del congreso regional reformista de Madrid, el próximo día 23. Allí, presumiblemente, desarrollará la nueva estrategia del PRD, consistente en atacar al antes anhelado candidato a aliado Adolfo Suárez y su CDS, "un mero apéndice del socialismo", según la reciente versión de Roca, quien parece haber desistido definitivamente de intentar una alianza con su competidor por el espacio centrista.

El intenso calendario de actividades de los partidos políticos durante el mes de junio se completa con la celebración de la primera reunión del comité federal del PSOE, los días 22 y 23. El comité federal socialista, máximo órgano del partido entre congresos, fue remodelado en su composición a raíz de la celebración del 30º Congreso Federal del PSOE, el pasado mes de diciembre, y de 17 congresos regionales, entre enero y mayo.

Ahora en el comité -integrado por 145 miembros, más la ejecutiva federal- se plantearán los problemas de los socialistas que han ido acumulándose en los seis últimos meses: desavenencias con UGT, conflictos regionales -el más reciente, el surgido en Sevilla-, campaña de apoyo al Gobierno, etcétera. La corriente Izquierda Socialista -que cuenta con 21 miembros en el nuevo comité federal- ha prometido una crítica dura y sistemática" a la acción del partido, "procurando que el comité deje de ser una mera cámara de notables del PSOE, que se limitan a aplaudir las acciones del Gobierno".

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