CIENCIA

Continúan las dificultades en la misión científica del 'Challenger'

Un científico de origen chino, el tripulante Taylor Wang, de 45 años, se ha convertido en el héroe de la actual misión espacial del Challenger al lograr resolver uno de los múltiples problemas que se han presentado a los siete astronautas del transbordador norteamericano. Wang, que ha esperado durante nueve años para lograr llevar al espacio un experimento diseñado por él, ha tenido que trabajar durante muchas horas para sacarlo adelante, ante las dificultades surgidas.El experimento, considerado uno de los más importantes que han tenido lugar a bordo del transbordador, estudia el movim...

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Un científico de origen chino, el tripulante Taylor Wang, de 45 años, se ha convertido en el héroe de la actual misión espacial del Challenger al lograr resolver uno de los múltiples problemas que se han presentado a los siete astronautas del transbordador norteamericano. Wang, que ha esperado durante nueve años para lograr llevar al espacio un experimento diseñado por él, ha tenido que trabajar durante muchas horas para sacarlo adelante, ante las dificultades surgidas.El experimento, considerado uno de los más importantes que han tenido lugar a bordo del transbordador, estudia el movimiento de fluidos en condiciones de falta de gravedad. El segundo día de la misión Wang intentó poner en marcha el experimento sin resultado y los dos días siguientes se dedicó a buscar la causa de este fracaso, desmontando por completo el módulo, instalado en el laboratorio de fabricación europea Spacelab, que, a su vez, va instalado en la bodega de carga del Challenger. Ayer, con ayuda de científicos desde la Tierra, Wang encontró un cortocircuito que había causado la avería y lo reparó. "Funciona, funciona", gritó jubiloso y añadió que iba a descorchar una botella de champaña.

De mucho peor humor se encuentran los restantes tripulantes del Challenger, especialmente su comandante, Robert Overrnyer, ante los problemas surgidos en otros dos experimentos y con los restos de comida y excrementos de los monos y ratas que viajan en el laboratorio. "Esto se está convirtiendo en un zoo", comentó Overrnyer al control terrestre. Se enfadó y gritó: "Llevamos años diciéndoos que estas jaulas no funcionarán nunca".

Precisamente, el objetivo de llevar los animales en esta misión es probar el funcionamiento de las jaulas en que van encerrados. Los astronautas no han podido limpiar por completo la atmósfera del laboratorio de los restos de comida y excrementos que se esparcieron hace dos días y deben trabajar con máscaras por la contaminación.

Uno de los monos, que mostraba signos evidentes de no adaptarse al espacio, ha sido igualmente objeto de preocupación, aunque ayer los astronautas anunciaron que se estaba recuperando y ya bebía agua.

La vuelta del Challenger está prevista para el lunes en la base aérea de Edwards, en California.

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