Cartas al director

Las chanzas de Vicent

Es la primera vez que escribo a un periódico y por tanto no sé los requisitos que serían necesarios para que esta carta se publique en EL PAIS, pero sí no fuera seleccionada para su publicación, quede simplemente como queja de una lectora de buería voluntad y optimista hacia algo que me repele como persona y como cristiana.Me refiero a la columna de Manuel Vicent del día 9 de abril, titulada Denia. Esta columna la leo habitualmente, porque me gusta el firmante como escritor, aunque ya demasiadas veces me desagrada la falta de sensibilidad de que hace alarde.

Esta vez se ha pasado...

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Es la primera vez que escribo a un periódico y por tanto no sé los requisitos que serían necesarios para que esta carta se publique en EL PAIS, pero sí no fuera seleccionada para su publicación, quede simplemente como queja de una lectora de buería voluntad y optimista hacia algo que me repele como persona y como cristiana.Me refiero a la columna de Manuel Vicent del día 9 de abril, titulada Denia. Esta columna la leo habitualmente, porque me gusta el firmante como escritor, aunque ya demasiadas veces me desagrada la falta de sensibilidad de que hace alarde.

Esta vez se ha pasado de irrespetuoso. Me molesta muchísimo el tono de chanza que usa el columnista al referirse a Cristo. Ya sé que una imagen es un símbolo, como la bandera, el dinero, etcétera, y con ellos estamos actuando continuamente. Por eso sabemos que el que maltrata un símbolo, de alguna manera maltrata o degrada (aunque no lo consiga, como en este caso) aquello que representa.

Todo el artículo me parece insolente, salvo algunos trozos poéticos. Para mí lo de decir: "...esta imagen se pone a sudar como un botijo", o "aquí las aves migratorias son jóvenes escandinavas y el Cristo de Limpias no tiene lugar" es irreverente.

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Quiero que quede claro que no estoy de acuerdo con los relatos milagreros, pero eso no quiere decir que pueda alguien arremeter contra todo lo que representa, y conste que si no se protesta, como yo lo hago ahora, es por pereza o comodidad, pero estoy convencida de que este tono molesta no sólo a los cristianos, que somos mayoría en España, sino a las personas respetuosas y de buen gusto, que abundan en nuestra sociedad. Ya dije al principio que soy optimista.-

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