Nichi Vendola

Dirigente comunista y homosexual, es el primer 'gay' italiano que profesa abiertamente su fe política y su 'diversidad' en materia de sexo

Su elección para un puesto en la Secretaría Nacional de la Federación Juvenil Comunista Italiana (FGCI), organismo que agrupa a los jóvenes del PCI, ha sobresaltado en Italia no sólo a los moralistas de otros partidos, sino también a muchos de los propios dirigentes Comunistas. No sin motivos: Nichi (Nicola) Vendola, de 26 años, homosexual declarado, es el primer gay italiano -al margen de los radicales- que profesa abiertamente, junto a su fe política, su diversidad en materia de sexo. Desde principios de marzo, cuando el congreso nacional de la FGCI le hizo responsablede los problemas del me...

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Su elección para un puesto en la Secretaría Nacional de la Federación Juvenil Comunista Italiana (FGCI), organismo que agrupa a los jóvenes del PCI, ha sobresaltado en Italia no sólo a los moralistas de otros partidos, sino también a muchos de los propios dirigentes Comunistas. No sin motivos: Nichi (Nicola) Vendola, de 26 años, homosexual declarado, es el primer gay italiano -al margen de los radicales- que profesa abiertamente, junto a su fe política, su diversidad en materia de sexo. Desde principios de marzo, cuando el congreso nacional de la FGCI le hizo responsablede los problemas del medio ambiente, Nichi Vendola es prácticamente el joven político más solicitado por los periodistas italianos e incluso por los corresponsales extranjeros; todos desean una entrevista con él, todos quieren hacerle fotos.

Pero él no acepta tanta publicidad. "Tengo miedo", dice, "de aparecer como un personaje con ansias de protagonismo. Ahora bien, si quieren saber de mí, de lo que pienso, no me escondo. Naturalmente, siempre y cuando sea piara hablar de cuestiones por las que estamos luchando. Por ejemplo, de la contaminación en las ciudades, de la instalación de centrales nucleares -para lo cual en Italia hay partidarios incluso en las filas comunistas- y, por supuesto, también de los problemas de las minorías, como los gay, o de la ley contra la violencia sexual".Vestido con esmero, con el pelo corto y una gorra azul de marinero, sin embargo lo que las cámaras de televisión encuadran preferentemente de Nichi Vendola es el lóbulo de su oreja izquierda, en el que luce un pequeño arete de oro. ¿Por qué lo lleva? "Porque me gustan los gitanos", dice, "y también porque este pendiente puede constituir un mensaje; es como decir: mírame, soy homosexual".

Con la vieja guardia de la democracia cristiana el joven comunista gay no se ha parado en barras. De ella ha dicho: "Existe todavía una doble moral en la pequeña burguesía acomodada. Basta tener todo oculto, como han hecho algunos ministros democristianos, comprometidos en campañas antiabortistas o de moralización antisexual".

El contraataque no se hizo esperar. Hace unos días un grupo de senadores democristianos interpeló en el Parlamento al ininistro de Gracia y Justicia, Mino Martinazzoli (correligionario suyo). El grupo quería saber "si no sería oportuno adoptar medidas de seguridad contra Nichi Vendola a propósito de ciertas declaraciones suyas sobre el problema de la sexualidad de los menores y de su derecho a ejercerla. "Vendola defiende la licitud de las prácticas pederastas" denunciaban los senadores democristianos. "Son unos fariseos", replicó el comunista gay. "Pertenecen a ese sector de la sociedad que se aprovecha de los niños y del que, precisamente, proceden para éstos las mayores amenazas de violencia".

En resumidas cuentas, sobre este frente se ha entablado en Italia una verdadera batalla a campo abierto, en la que todavía no está claro si los comunistas cierran filas en torno a Vendola y, a la FGCI, o si a los jóvenes anticonformistas del PCI acabará por caerles una reprimenda de su propio partido. Pero Vendola está habituado a luchar, sobre todo en el ambiente familiar.

Nacido en Terlizzi, pueblecito del sur de Italia, en el seno de una familia de católicos de izquierda, Nichi hizo la vida normal en los muchachos de su edad. Hasta que, a los 18 años, se enamoró de uno de sus profesores, y fue correspondido. La revelación de su diversidad -que él no quería vivir clandestinamente- motivó la ruptura con su familia, primero, y luego, con su pueblo. Pero, después de una fuga, Nichi volvió a casa, fue aceptado por sus padres, reemprendió los estudios y prosiguió su militancia en el partido comunista. Hoy afirma: "Conviene recordar más a menudo que entre nuestros enemigos está el capitalismo, pero también el machismo. Y que las relaciones de poder no sólo se dan en las fábricas sino en las alcobas, entre las sábanas de los homosexuales".

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