Tribuna:

El papel y el dinero esperan a que el mercado se defina

La bolsa sigue en un clima irregular, debido a la desconfianza de los operadores sobre toda una serie de incógnitas que planean en el ambiente. El balance de la corta semana pasada -de cuatro sesiones, ya que el martes era festivo- no es nada brillante, al sufrir el índice general un descenso de 29 centésimas.El inicio, sin embargo, no fue malo, al registrarse ciertos intentos por elevar los cambios de los valores eléctricos y con un dinero bien dispuesto a comprar todo lo que saliera por delante. El miércoles se afianzó ese optimismo.

Esa mejoría tuvo su origen en dos factores: los rum...

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La bolsa sigue en un clima irregular, debido a la desconfianza de los operadores sobre toda una serie de incógnitas que planean en el ambiente. El balance de la corta semana pasada -de cuatro sesiones, ya que el martes era festivo- no es nada brillante, al sufrir el índice general un descenso de 29 centésimas.El inicio, sin embargo, no fue malo, al registrarse ciertos intentos por elevar los cambios de los valores eléctricos y con un dinero bien dispuesto a comprar todo lo que saliera por delante. El miércoles se afianzó ese optimismo.

Esa mejoría tuvo su origen en dos factores: los rumores sobre la próxima publicación del índice de precios al consumo para el mes de febrero -y que podría haberse situado en cero o en cifras muy cercanas a cero- y el inicio de la carrera descendente del dólar.

La jornada siguiente sirvió para afianzar ese clima de tibio optimismo, aunque los razonamientos de algunos analistas se basaron más en su olfato que en un cambio de tendencia o en buenas noticias. A lo sumo, algunos rumores apuntaron la posibilidad de que la Administración estuviese preparando medidas de apoyo fiscal a los valores eléctricos y que podrían servir de contrapunto a la reciente exclusión de las emisiones de renta fija de estas compañías en los coeficientes obligatorios de las cajas de ahorro. Pero la posibilidad de cerrar la negociación para el ingreso en la CEE, de todas formas, influyó positivamente en el mercado.

Parecía que a casi nadie le importara que el jueves se hubiese roto la débil ascensión del índice general. Pero algunas nubes más se divisaban en el horizonte. Las previsiones del descenso del crecimiento económico en Estados Unidos y el inicio de ciertas tensiones inflacionistas reforzaron el criterio de algunos expertos, que ya habían previsto que el precio del dinero aumentase en España.

La última sesión de la semana, una vez que se vio con sorpresa que aún subsistían dificultades para cerrar las conversaciones en Bruselas, confirmó el chaparrón en ciernes. A ello se unió un leve aumento del 0,125% en el tipo de interés del Banco de España en los préstamos a un día. Estos factores acrecentaron la incertidumbre de los operadores, que llevan toda la semana esperando novedades sobre los repartos de dividendos de las sociedades eléctricas.

De esta manera, el mercado bursátil deambula errático, sin saber a qué carta quedarse, mientras que el dinero (hay un exceso de liquidez) busca su oportunidad a base de entrar en pagarés a corto plazo, en espera de que se clarifiquen las expectativas de la renta variable. No hay que olvidar que tampoco el papel tiene ganas de cambiar de mano: el jueves se registró el volumen mínimo de negociación en lo que va de año.

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