Tribuna:

Demasiadas citas imprevistas cerca de las estrellas

"Si alguien, después de esto, afirma que sabe algo de bolsa, miente como un bellaco", comentaba ayer un experimentado analista, tras comprobar que el mercado se daba un paseo por los cerros de Úbeda sin demasiado orden y menos concierto. Siempre se pueden encontrar explicaciones para todo, pero, efectivamente, el comportamiento bursátil de la primera sesión de la semana era para desconcertar a cualquiera.A primeras horas de la mañana, los bancos traían menos compras que el viernes pasado, pero las suficientes como para pensar que continuaría su buena racha, aunque más debilitada. Sin embargo, ...

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"Si alguien, después de esto, afirma que sabe algo de bolsa, miente como un bellaco", comentaba ayer un experimentado analista, tras comprobar que el mercado se daba un paseo por los cerros de Úbeda sin demasiado orden y menos concierto. Siempre se pueden encontrar explicaciones para todo, pero, efectivamente, el comportamiento bursátil de la primera sesión de la semana era para desconcertar a cualquiera.A primeras horas de la mañana, los bancos traían menos compras que el viernes pasado, pero las suficientes como para pensar que continuaría su buena racha, aunque más debilitada. Sin embargo, en pocos minutos, las órdenes cambiaron de sentido, trucando dinero por papel y dejando al corro totalmente al descubierto. La caja de los siete grandes registró un saldo vendedor para todas y cada una de las entidades que llegó a totalizar 225.944 acciones a la venta.

Las eléctricas, por su parte, se llevaron el castigo más grandioso de esta última fase de incertidumbre, perdiendo en conjunto 3,59 puntos. Lo cierto es que solamente construcción y químicas registraron algún ligero avance, si se exceptúa a Telefónica.

Precisamente en el tema eléctrico, a juicio de algunos analistas, reside la explicación básica para poder entender al mercado en estos momentos. Las últimas disposiciones gubernamentales sobre el sector han sembrado la incertidumbre entre los operadores. Hasta que todas y cada una de las compañías no expliquen en qué situación se encuentran y cuáles podrán ser los dividendos a repartir (primero, los del ejercicio pasado, y después, los del presente), es difícil que se disipe el miedo.

Por eso no extraña que más o menos oficialmente comiencen a saberse políticas futuras en el tema de las derramas. Por ejemplo, Iberduero asegura que mantendrá el 8,5% de dividendo y que, incluso, éste se podría incrementar algo, quizá hasta el 8,75%. Unión-Fenosa, por su parte, afirma que repetirá el 8%.

La previsión de repartos para el ejercicio 1985 se encuentra aún en fase muy incipiente de valoración y, en todo caso, dependerá de cómo se lleve a cabo el intercambio de activos, punto sobre el que la Administración quiere presionar al sector con estas nuevas disposiciones que han originado, en opinión de algunas compañías, una sensación de intranquilidad totalmente gratuita.

A un nivel estrictamente bursátil, por otra parte, los analistas esperan los resultados de cada empresa, ya que se terminará imponiendo el criterio de selectividad o diferenciación, como se prefiera, a la hora de contemplar el corro. De esta forma, se prevé que continúe durante alguna jornada la tendencia bajista, que debe estar a punto de alcanzar su suelo, y que el miércoles o jueves comience el repunte gracias a las noticias positivas que comenzarán a generarse desde ahora.

Telefónica, por su parte, perdió algo de protagonismo informativo ante el daño ajeno, pero comenzó su ampliación mejor de lo que esperaban algunos analistas y fijó un precio de 18 pesetas para el cupón y del 123% para la acción, lo que ha supuesto la recuperación de 2,10 enteros.

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