¿Qué pasará con la medicina rural?

Soy médico rural desde hace varios años, y me asombra ver cómo los que hasta ahora creía yo que éramos sacrificados médicos trabajadores de 168 horas semanales estamos siendo calificados como ogros de la sanidad. Se nos va a aplicar una ley; pero que no se nos aplique sólo una, sino todas, ya que queremos trabajar sólo 40 horas semanales, queremos no tener teléfono para recibir avisos, queremos no tener coche para desplazamientos, queremos. no disponer de material para trabajar, queremos no montar los consultorios con nuestro material, queremos tener recepcionista y auxiliar como los am...

Soy médico rural desde hace varios años, y me asombra ver cómo los que hasta ahora creía yo que éramos sacrificados médicos trabajadores de 168 horas semanales estamos siendo calificados como ogros de la sanidad. Se nos va a aplicar una ley; pero que no se nos aplique sólo una, sino todas, ya que queremos trabajar sólo 40 horas semanales, queremos no tener teléfono para recibir avisos, queremos no tener coche para desplazamientos, queremos. no disponer de material para trabajar, queremos no montar los consultorios con nuestro material, queremos tener recepcionista y auxiliar como los ambulatorios, queremos que se nos faciliten cursos de formación continuada para rnantenernos al día y queremos cumplir estrictamente el horario y las normas fijadas por la Seguridad Social.El actual Gobierno, al llegar al poder, lo primero que empezó a debatir sobre nuestra problemática fue el sueldo. Ahora se nos pide que firmemos una carta en blanco para que ella decida lo que quiera sobre nuestras personas, y yo creo que ya es hora de que dejemos a un lado la sacramental vocación por la que todo se aguantaba y entremos a abordar los problemas reales. Si los sanitarios rurales están descontentos y se convierten en funcionarios asalariados, sin ningún tipo de motivación, creo que, desgraciadamente, el "vuelva usted mañana o vaya al especialista, porque yo no puedo hacerme responsable" empezará a prodigarse, saliendo, como siempre, perjudicado el pobre paciente, a quien no le interesan las disposiciones parlamentarias, sino su atención.-