El laborista Kinnock pide el cese del mininistro de Hacienda británico

Las repercusiones políticas de la "crisis de la libra" no se han hecho esperar y 24 horas después de la intervención del Gobierno para frenar la baja de la moneda nacional británica el líder de la oposición laborista, Neil Kinnock, ha pedido en la Cámara de los Comunes la destitución del canciller del exchequer (ministro de Hacienda), Nigel Lawson.En una ruidosa sesión parlamentaria, Kinnock calificó la forma en que el Gobierno ha hecho frente a la crisis de la libre de "poema de torpe indecisión" y añadió que para "ayudar a la libra" era preciso destituir al canciller del ex che...

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Las repercusiones políticas de la "crisis de la libra" no se han hecho esperar y 24 horas después de la intervención del Gobierno para frenar la baja de la moneda nacional británica el líder de la oposición laborista, Neil Kinnock, ha pedido en la Cámara de los Comunes la destitución del canciller del exchequer (ministro de Hacienda), Nigel Lawson.En una ruidosa sesión parlamentaria, Kinnock calificó la forma en que el Gobierno ha hecho frente a la crisis de la libre de "poema de torpe indecisión" y añadió que para "ayudar a la libra" era preciso destituir al canciller del ex chequer. "¿Va a permitir mi honorable amiga", preguntó Kinnock en el lenguaje tradicional de la Cámara, "que esta situación continúe y no cree que la mejor forma de ayudar a la libra es destituyendo al ministro de Hacienda?".

Margaret Thatcher defendió a Nigel Lawson, que más tarde volvería a ser objeto de ataques en la Cámara durante la celebración del debate económico y añadió que las medidas tomadas por el Gobierno en defensa de la libra son las apropiadas y que el Reino Unido era un país "en el que todavía merece la pena invertir".

La primera ministra, que sólo intervino durante los 15 minutos que dura el question time, se defendió de los ataques laboristas acusando al dólar de ser el causante de la debilidad de la libra y manifestó que todas las monedas europeas, incluida el franco suizo, habían alcanzado los niveles más bajos de cotización en los dos últimos días.

El Banco de Inglaterra intentó el lunes detener la caída de la libra con la reintroducción del tipo de redescuento, que se había abandonado en 1981 y que quedó fijado en un 12%, lo que obligó a los cuatros grandes bancos de la City a aumentar sus tipos de interés en un 1,5% hasta igualar la tasa del Banco de Inglaterra. Sin embargo, la intervención del banco emisor, aunque produjo en un principio una reanimación de la libra, no consiguió los efectos deseados y la moneda británica volvió a descender al cierre en Londres ayer, fijándose por debajo de 1, 12 dólares y haciendo temer una nueva subida de los tipos de interés.

Son precisamente las repercusiones políticas y no las económicas las que cuentan en este caso. Desde el punto de vista económico, las medidas no han sido consideradas como descabelladas por analistas de la City e, incluso, por el Financial Times.

Lo importante es el desgaste político que una intervención considerada como "tardía y pequeña" supone para el Gobierno. La elevación de los tipos de interés traerá como consecuencia una subida de los intereses en los préstamos hipotecarios que pueden repercutir peligrosamente en la tasa de inflación.

Indecisión del Gobierno

Al mismo tiempo, el Gobierno ha dado por primera vez la impresión de que no controla su política económica ante la indecisión mostrada por la caída de la libra, que produjo titulares sorprendenternente dispares en los dos periódicos dominicales de más peso en el país: Sunday Times y The Observer. Mientras el primero afirmaba que Thatcher no intervendría para salvar la libra, el segundo titulaba que la primera ministra había dado un giro de 180º y había decidido la intervención del Gobierno.El debate político continuará durante varias semanas, probablemente hasta la presentación por el canciller del exchequer del nuevo presupuesto en el mes de marzo. La fortaleza del dólar y la decisión noruega de abandonar su política de precios oficiales del petróleo amenazan con presionar todavía más. la moneda nacional británica.

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