El congreso del partido en el gobierno

Malestar entre los delegados por la reserva sobre los candidatos para formar la nueva dirección del PSOE

Buena parte de los miembros de la comisión ejecutiva saliente mostraba anoche su malestar ante la falta de noticias sobre su futuro político. Ni Felipe González ni Alfonso Guerra, únicos miembros de la dirección que, aparentemente, conocían a media tarde el borrador de la lista que hoy será aprobada en la jornada de clausura del congreso, habían contactado hasta entonces ni con los candidatos a, entrar en la ejecutiva, ni con los candidatos a salir, ni con quienes, presumiblemente, iban a permanecer. Ello provocó reacciones de contrariedad entre quienes no parecían muy seguros de permanecer, s...

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Buena parte de los miembros de la comisión ejecutiva saliente mostraba anoche su malestar ante la falta de noticias sobre su futuro político. Ni Felipe González ni Alfonso Guerra, únicos miembros de la dirección que, aparentemente, conocían a media tarde el borrador de la lista que hoy será aprobada en la jornada de clausura del congreso, habían contactado hasta entonces ni con los candidatos a, entrar en la ejecutiva, ni con los candidatos a salir, ni con quienes, presumiblemente, iban a permanecer. Ello provocó reacciones de contrariedad entre quienes no parecían muy seguros de permanecer, si bien todos mantenían una notable cautela en sus declaraciones.

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Consultado a media tarde por los periodistas, en una infrecuente aparición por los pasillos del palacio de Exposiciones y Congresos, Alfonso Guerra negó conocer cualquier borrador con nombres para la nueva ejecutiva. "Lógicamente, Felipe González consultará con las diferentes delegaciones acerca de la nueva ejecutiva. Por mi parte no he mantenido ninguna entrevista, ni lo haré, con nadie", afirmó el vicesecretario socialista.La versión oficiosa dada a los informadores consistía en asegurar que la lista, que habría sido elaborada exclusivamente por Felipe González, tal vez con alguna ayuda de Alfonso Guerra, no comenzaría a ser consultada con los cabezas de las delegaciones regionales y con los propios interesados hasta después de que hubiera concluido la votación en pleno sobre la permanencia en la Alianza Atlántica, para evitar que cualquier presión sobre la lista "pudiera condicionar la votación". Varios jefes de delegación mostraron su disconformidad con esta versión, considerando que "no puede tratarse así a los militantes, es una absoluta falta de respeto". No obstante, los defensores de esta tesis tachaban de idealistas a los presuntamente indignados, considerando que no sabían lo que es un partido político.

Las versiones más comúnmente aceptadas daban a Manuel Chaves como muy probable candidato a la secretaría de organización, hasta ahora en poder de Carmen García Bloise, quien, tras haberse resistido a ello, parecía inexorable su paso a la secretaría de participación ciudadana, de nuevo cuño a raíz de este congreso. Chaves, que hasta ahora venía ocupándose de cuestiones sindicales en la ejecutiva del partido, pasaba por compartir, de hecho, las responsabilidades de número tres del partido con Guillermo Galeote, hasta ahora secretario de imagen. No obstante, a primeras horas de la noche se registraba un intenso movimiento, favorable a que García Bloise continuara en su actual puesto.

Las hipótesis más extendidas estimaban que Guillermo Galeote podría permanecer en la secretaría de Prensa y Propaganda, pese a la oposición mostrada, de manera nunca excesivamente pública, por buen número de federaciones, que consideraban que las críticas lanzadas por Felipe González a la deficiente comunicación del partido con la sociedad iban dirigidas al área regentada por Galeote.

Enrique Múgica, que venía ocupando un discreto segundo plano en la ejecutiva, como encargado de cuestiones económicas, "ascendería", según tales hipótesis, a la secretaría institucional. Mientras Francisco Fernández Marugán, hombre a quien se considera muy ligado al vicepresidente Guerra, podría ocuparse de una supersecretaría económica en la nueva ejecutiva del partido.

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Anoche se consideraba posible que, finalmente y pese a las reticencias, los máximos dirigentes del partido aceptaran una cierta representación territorial a la hora de designar las vocalías de la ejecutiva. La dirección del partido semanas atrás se mostraba dispuesta a terminar con el -poder de los llamados califas o barones, apelativos referidos a los presidentes de Gobiernos autónomos y responsables regionales del partido.

Benegas y Obiols

Tales vocalías podrían ser ocupa das por José María Benegas, Josep María Raimond Obiols, y las versiones eran contradictorias respecto al castellano-manchego Miguel Ángel Martínez, la federación de la que Martínez es secretario general presionaba fuertemente en este sentido. Otra vocalía podrá ser ocupada por un miembro de la Federación Socialista Madrileña, especulándose con la posibilidad de que no fuera, como se había dicho hasta ahora, el presidente d la misma, José Acostal- quien ocupará el cargo, sino el guerrista Luis Pérez.

Era casi aceptado que algún re presentante de los socialistas valencianos, tal vez Cipriano Císcar, podría entrar en la ejecutiva, en sustitución del secretario regional y presidente de la Generalitat valenciana, Joan Lerma, que no habría visto así satisfecha su pretensión de permanecer en la dirección del partido.

La delegación de Castilla y León, en la que había diversidad de posiciones, trataba, también, de forzar una de las vocalías para su grupo.

Entre los nuevos encargados de área se hablaba con insistencia del portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en el Senado, Juan José Laborda, y un secretario de relaciones internacionales, cargo de nueva creación para el que se barajaban diversos nombres, entre ellos el de Elena Flores. Parecía probable también la continuidad de Salvador Fernández como responsable de la coordinación autonómica.

Es previsible que ninguno de los ocho altos cargos presentes en la ejecutiva del partido hasta ahora permanezca en la dirección socialista. Se desmantelarían así numerosas hipótesis en torno al mantenimiento de José María Maravall, ministro de Educación, quien, una vez que, en el futuro, saliera del Gobierno, podría encargarse de la decisiva función de coordinar las secretarías, convirtiéndose así en un número tres del PSOE, en la práctica. El propio Maravall desestimaba anoche tal posibilidad alegando que no parece posible su salida a corto plazo del Ministerio de Educación, ni conveniente políticamente, dado que no es parlamentario. Quedaba descartada ayer la posiblidad de que existiera una nueva figura dentro de la comisión ejecutiva, como la de coordinador de todas las áreas.

A media noche, aún no habían comenzado las consultas formales sobre la formación de esta nueva ejecutiva, dada la lentitud del debate plenario, y dado que la atención se concentraba en las "negociaciones de pasillo" en un intento de asegurar una holgada mayoría a favor de las tesis oficiales sobre la permanencia de España en la Alianza Atlántica.

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