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En busca del empleo perdido

Mientras que en nuestro país la creación de puestos de trabajo parece desde hace varios años una tarea poco menos que imposible, en Estados Unidos se está produciendo un fenómeno que por su magnitud sorprende a los propios norteamericanos. En los últimos 18 meses se han creado allí nada menos que cerca de cuatro millones de nuevos puestos. En este período, el paro ha disminuido del 10,7% al 7,4% de la población activa. La tasa de crecimiento del producto nacional bruto en la primera mitad del presente año ha sido del 8,8%, y aunque está disminuyendo algo en la segunda, se espera que en conjunt...

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Mientras que en nuestro país la creación de puestos de trabajo parece desde hace varios años una tarea poco menos que imposible, en Estados Unidos se está produciendo un fenómeno que por su magnitud sorprende a los propios norteamericanos. En los últimos 18 meses se han creado allí nada menos que cerca de cuatro millones de nuevos puestos. En este período, el paro ha disminuido del 10,7% al 7,4% de la población activa. La tasa de crecimiento del producto nacional bruto en la primera mitad del presente año ha sido del 8,8%, y aunque está disminuyendo algo en la segunda, se espera que en conjunto se alcance en 1984 el 6,5%, tasa similar a la alcanzada por España en los años sesenta, la época del milagro español. Parecía que estos crecimientos no volverían ya a ser posibles.La enseñanza norteamericana

Del análisis de esta situación se desprenden varias enseñanzas de gran interés. En primer lugar, que el nuevo empleo en los años ochenta está siendo generado mayoritariamente por pequeñas empresas, especialmente por las de nueva aparición, mientras que las grandes empresas disminuyen sus efectivos. En segundo lugar, continúa el proceso de expulsión de trabajadores de la industria. Aunque, según Business Week, el 49% de los trabajos perdidos en la industria manufacturera durante la recesión fue recuperado en los primeros 13 meses de expansión -lo que demuestra la notable flexibilidad de la economía norteamericana-, no se espera que se vuelva a las cifras de empleo anteriores a la crisis. El retroceso es especialmente intenso en alimentación, confección y textiles, equipo de transporte y minería.

Dentro de la industria, el sector más dinámico es el de la alta tecnología -básicamente informática, electrónica y bioingeniería-, que crece a ritmos muy rápidos. No obstante, aunque se supone que en la próxima década se creará un millón de puestos en este sector high tech, no se espera que compensen los perdidos por la industria tradicional.

Por suerte, por cada puesto de trabajo creado en las industrias de alta tecnología se crean varias docenas en el sector terciario: software informático; servicios financieros, legales, de reparación y mantenimiento, de asistencia médica, de enseñanza; pequeños comercios, restaurantes... Los nuevos servicios que giran alrededor de las industrias de alta tecnología constituyen las principales razones para el optimismo. Según Gershuny y Miles, se está formando un nuevo sistema técnico-social, esto es, una nueva combinación de innovaciones tecnológicas y modos de vida que va sustituyendo al sistema que dio lugar al boom económico de la posguerra, ya exhausto. Este nuevo sistema depende críticamente de la infraestructura de las telecomunicaciones: telefonía, televisión por cable, satélites de comunicaciones, etcétera.

En resumen, los empleos se pierden en la industria tradicional y se generan en las industrias high tech y en el sector terciario.

Los cinco frentes de Fabius

Ya en un ámbito europeo, considero que los medios de comunicación españoles no han destacado suficientemente el plan de lucha contra el paro expuesto por el nuevo primer ministro francés, Laurent Fabius, en su intervención televisiva del pasado septiembre. En mi opinión, el programa supone un diagnóstico muy certero sobre la problemática sociotecnológica actual y es perfectamente coherente con las lecciones de la reactivación norteamericana.

Aunque reconoció que "no existe una receta milagrosa", Fabius abogó por dar la batalla al desempleo en los cinco frentes siguientes:

1. El crecimiento. Hay que forzar la inversión para modernizar los equipos industriales. Hay que hacer un formidable esfuerzo en la exportación.

2. La creación de empresas. "Son las pequeñas empresas las que crearán el empleo".

3. La flexibilidad y la organización del trabajo. "Es preciso que los sindicatos y la patronal discutan con amplitud de miras sobre estas cuestiones".

4. Los trabajos de interés colectivo. En este. punto, Fabius recoge una idea que Alfred Sauvy ha defendido insistentemente. "Es mejor que los parados subvencionados realicen trabajos de interés colectivo que mantenerlos inactivos.

S. La formación. "Francia lleva retraso. Hay que formar hombres en las nuevas tecnologías. Hay que investigar más".

No hace falta insistir en la excepcional gravedad que presenta entre nosotros el problema del paro. Es posible que la ola expansiva llegue próximamente a España y la situación mejore. Pero si queremos aumentar la solidez de nuestra economía, algunos de los conceptos anteriores merecerían ser tenidos en cuenta. Tenemos delante tres barreras. La primera es una barrera institucional. La fiscalidad, la financiación, la normativa laboral, etcétera, deberían evolucionar de forma que favoreciesen un mayor excedente empresarial que posibilitase la inversión. A este respecto, la reciente ley sobre modificación de determinados artículos del Estatuto de los Trabajadores que regula el trabajo en prácticas, el trabajo a tiempo parcial y el contrato de relevo constituye un importante paso adelante. En segundo lugar, una barrera tecnológica. La revolución tecnológica es hoy uno de los grandes temas pendientes, tal como lo fue, por ejemplo, la reforma fiscal en los años de la transición política. Por último, creo que hay que derribar una barrera conformista. Como destacó recientemente Julián Marías, no tenemos proyectos. Nos falla la imaginación. Estamos inmersos de lleno en la euroesclerosis.

Pere Escorsa es catedrático de Economía de la Escuela de Ingenieros Industriales de Terrassa (Universidad Politécnica de Cataluña).

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