Tribuna:

Aguantar el chaparrón porque la tormenta es pasajera

No hubo brillantez en la sesión inaugural del último mes del año en los mercados de valores, y sí hubo, por el contrario, una cierta sensación de abandono que obligaba a pensar en la escasez de fuerzas de los participantes. El año ha sido sin duda muy movido, pero ello no justifica la dejadez y la falta de expectativas con que se están afrontando los tramos finales.En el sector eléctrico la situación es, cuando menos, confusa y se va decantando en favor de los valores de segunda fila, que empiezan a ser considerados por algunos sectores del mercado como la única garantía de obtener unos benefi...

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No hubo brillantez en la sesión inaugural del último mes del año en los mercados de valores, y sí hubo, por el contrario, una cierta sensación de abandono que obligaba a pensar en la escasez de fuerzas de los participantes. El año ha sido sin duda muy movido, pero ello no justifica la dejadez y la falta de expectativas con que se están afrontando los tramos finales.En el sector eléctrico la situación es, cuando menos, confusa y se va decantando en favor de los valores de segunda fila, que empiezan a ser considerados por algunos sectores del mercado como la única garantía de obtener unos beneficios fáciles a cambio tan sólo de dejar abierto el grifo del tiempo. Dentro de este pequeño grupo se mantienen las posiciones, al tiempo que entre los principales valores los recortes fueron la nota destacada, y esto coincidiendo con unas compras a crédito por encima de los 300 millones de pesetas, buena parte de los cuales se ha dirigido, precisamente, hacia los valores eléctricos. El ambiente se vio reflejado en los dos valores del sector que ayer pagaron un dividendo a cuenta del presente ejercicio, Sevillana y Electra de Viesgo. El primero descontó íntegro el dividendo de cuatro enteros y cedió además uno y tres octavos. Viesgo, por su parte, también pagaba un dividendo equivalente a cuatro enteros, pero tan sólo descontó la mitad, con lo que se anotaba un avance de dos enteros, que en pesetas es una cantidad superior a la abonada por Sevillana.

El otro dividendo que se pagaba ayer era el de El Encinar de los Reyes, que además iniciaba su ampliación de capital de tres acciones nuevas por cada cuatro antiguas, gratis. Derecho de suscripción y dividendos fueron descontados del valor de las acciones viejas que en el embite se dejaron otros 51 enteros.

Evidentemente la cosa no se quedó ahí, ya que el sector bancario se vio abrumado ante la multiplicación de las órdenes de venta de los valores que forman el grupo de los siete grandes. Algo más de un cuarto de millón de títulos se quedaron huérfanos de demanda y obligaron a los componentes del grupo a efectuar recortes de hasta 10 enteros, si bien la moda estadística se situaba en el cuatro. Los casi 20 puntos que separan el indicador del sector bancario del índice general continúan siendo un obstáculo para que el grupo recupere la confianza, pero lo más curioso es que no parece. haber ninguna intención por parte de estos valores de hacer el mínimo esfuerzo por intentarlo.

Del resto del mercado apenas hay nada que señalar, ya que cuando llueve, si bien nunca lo hace a gusto de todos, lo cierto es que todos reciben su parte alicuota del chaparrón, y esto es lo que sucedió ayer en términos generales. Bien sea por retirar beneficios, bien porque las expectativas a corto plazo son inciertas, el caso es que se vencieron las resistencias que en días pasados se ponían a la venta de títulos. Los sectores industriales, excluido el de alimentación, dieron muestras de mayor tranquilidad, aunque la indecisión y los tanteos del papel también les alcanzaron. El cierre no presentaba, en general, indicios de mejoría, pero ya se sabe que las tormentas no suelen durar mucho, ni siquiera en esta época del año.

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