La rebelión de los ejecutivos

El 25 de octubre de 1984, unos 300 pasajeros del puente aéreo Barcelona-Madrid irrumpieron por dos veces en las pistas del aeropuerto de El Prat. El anuncio de que los vuelos se suspendían hasta el día siguiente colmó la paciencia de unos usuarios, muchos de ellos visitantes de la muestra Tecnoalimentaria, que llevaban varias horas de espera para poder embarcar.El último vuelo hacia Madrid había salido a las 22.30 horas, aunque mediada la tarde habían empezado las anomalías. Llegada la medianoche, los pasajeros decidieron sentarse en la pista más próxima a la terminal. La rebelión de los ejecu...

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El 25 de octubre de 1984, unos 300 pasajeros del puente aéreo Barcelona-Madrid irrumpieron por dos veces en las pistas del aeropuerto de El Prat. El anuncio de que los vuelos se suspendían hasta el día siguiente colmó la paciencia de unos usuarios, muchos de ellos visitantes de la muestra Tecnoalimentaria, que llevaban varias horas de espera para poder embarcar.El último vuelo hacia Madrid había salido a las 22.30 horas, aunque mediada la tarde habían empezado las anomalías. Llegada la medianoche, los pasajeros decidieron sentarse en la pista más próxima a la terminal. La rebelión de los ejecutivos, única en la historia del puente aéreo, obligó a la compañía a tomar medidas.

"En aquella ocasión, como en tantas otras, la culpa no era nuestra", afirma Manuel López Benedí. El gerente de Iberia en Barcelona explica que cualquier vuelo aéreo que vaya de España hacia cualquier ciudad europea necesita necesariamente pasar por el control aéreo francés y, aquella noche, los controladores franceses estaban de huelga.

López Benedí recuerda que se estaba esperando un vuelo procedente de Londres para poder proceder al embarque. Vuelo que tampoco llegó. Se buscó una solución alternativa: utilizar uno de los aviones que duermen en Barcelona, pero, entonces, no encontraban quién lo tripulase. Hasta tres equipos se negaron, alegando que habían terminado su horario de trabajo y la reglamentación prohíbe prolongarlo. "Al final, convencimos a un comandante", explica López Benedí, "y conseguimos transportar a los pasajeros a Madrid".

El gerente de Iberia opina hoy que, con toda probabilidad, los hechos ocurridos aquella noche no hubiesen sucedido de haber estado en vigor el nuevo plan de Iberia, lo que hubiera significado no tener que compartir aparatos y tripulaciones del puente con otras líneas.

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