El Gobierno británico aprueba la desaparición de los billetes de una libra esterlina

A partir del 1 de enero de 1986, los tradicionales billetes verdes de una libra, en otro tiempo símbolo del poderío económico británico, dejarán de tener validez legal en el Reino Unido para ser sustituidos definitivamente por las impopulares monedas del mismo valor actualmente en vigor.

La decisión, anunciada en la Cámara de los Comunes por el canciller del Exchequer (ministro de Hacienda), Nigel Lawson, en la tradicional declaración de otoño sobre el estado de la economía, no ha podido ser peor recibida por el público británico, que no acaba de acostumbrarse al uso de las m...

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A partir del 1 de enero de 1986, los tradicionales billetes verdes de una libra, en otro tiempo símbolo del poderío económico británico, dejarán de tener validez legal en el Reino Unido para ser sustituidos definitivamente por las impopulares monedas del mismo valor actualmente en vigor.

La decisión, anunciada en la Cámara de los Comunes por el canciller del Exchequer (ministro de Hacienda), Nigel Lawson, en la tradicional declaración de otoño sobre el estado de la economía, no ha podido ser peor recibida por el público británico, que no acaba de acostumbrarse al uso de las monedas de una libra. Ayer, un grupo de miembros del Parlamento, de todos los partidos, manifestó el deseo de que Lawson reconsiderase su decisión. En una encuesta de urgencia a 10 londinenses, realizada en la noche del lunes por una cadena de televisión, sólo uno de los encuestados, un cobrador de autobús negro, se mostró a favor de la desaparición del billete de una libra.

Aunque el Banco de Inglaterra emitió billetes de una libra por primera vez en 1821, la emisión en serie no se produjo hasta 1914, cuando las autoridades monetarias decidieron retirar de la circulación los soberanos de oro y sustituirlos por papel, una decisión que provocó entonces una ola de protestas parecida a la actual.

Evitar el deterioro

La razón que ha impulsado al Gobierno de Margaret Thatcher a tomar esta medida ha sido eminentemente pragmática. Mientras que la duración actual de los billetes de una libra se calcula en sólo 10 meses, debido al continuo uso que el público hace de ellos, las monedas tienen calculada una vida de 40 años. Además, el Tesoro británico se ahorrará con esta medida unos tres millones de libras al año (unos 645 millones de pesetas). La Casa de la Moneda tiene almacenados unos 570 millones de monedas de una libra, 10 millones más de los billetes actualmente en circulación, por lo que el canje no causará problemas.El billete de una libra sigue así el camino de los 10 francos franceses, cinco marcos alemanes y suizos y 500 yens japoneses, que últimamente han sido sustituidos por monedas del mismo valor. Sólo el dólar mantiene entre las monedas fuertes el billete unitario.

Entre los puntos más destacables de la declaración económica de otoño se encuentra una promesa de reducción de impuestos para el próximo ejercicio por un total de 1.500 millones de libras (unos 315.000 millones de pesetas). Según el canciller del Exchequer, la economía británica crecerá en el año en curso a un ritmo del 2,5%, porcentaje que se incrementará en un punto a finales del próximo año. La inflación, estimada en un 4,75% para finales de 1984, descenderá en un cuarto de punto en 1985, para situarse en el 4,5%. Sin embargo, el desempleo, el problema más grave, aumentará desde 2.850.000 parados en marzo de este año hasta tres millones.

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