Cartas al director

El comportamiento de la policía

El excelente artículo de Juan Goytisolo Morir con los zapatos puestos (EL PAIS, 26 de octubre de 1984), con su énfasis, plenamente justificado por lo demás, en la discriminación y persecución de que es objeto el emigrante tercermundista, contribuye a soslayar la implicación más grave de los lamentables hechos que culminaron en la muerte de Abdallali Larrouch. Lo realmente escandaloso del caso no es ni el excesivo celo de los agentes en velar por el buen estado de los delicados tresillos de la estación de Chamartín ni tan siquiera la desproporción monstruosa entre el delito cometi...

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El excelente artículo de Juan Goytisolo Morir con los zapatos puestos (EL PAIS, 26 de octubre de 1984), con su énfasis, plenamente justificado por lo demás, en la discriminación y persecución de que es objeto el emigrante tercermundista, contribuye a soslayar la implicación más grave de los lamentables hechos que culminaron en la muerte de Abdallali Larrouch. Lo realmente escandaloso del caso no es ni el excesivo celo de los agentes en velar por el buen estado de los delicados tresillos de la estación de Chamartín ni tan siquiera la desproporción monstruosa entre el delito cometido por el desgraciado marroquí y las consecuencias que le acarreó. Lo realmente escandaloso es que todos, la policía, las autoridades del Ministerio del Interior, los jueces y, por lo visto, la mayoría de los españoles, encuentren perfectamente natural que los llamados agentes del orden público *saquen sus armas y las disparen, con el único requisito previo de dar la voz de alto, contra cualquier persona que huye, haya hecho lo que haya hecho. - Southport. Reino Unido.

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