Las declaraciones de Ratzinger levantan una oleada de críticas

Las descalificaciones del cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe -antiguo Santo Oficio-, contra los resultados del Concilio Vaticano II han generado una serie de críticas por parte de diversos teólogos.

El cardenal Joseph Ratzinger acababa su larga y explosiva en trevista al mensual Jesus, de Familia Cristiana, diciendo humorísticamente que "aunque quisiéramos nosotros, los del ex Santo Oficio como nos llaman, no podríamos instaurar una dictadura: somos en total unas treinta personas y en la sección doctrinal, la más at...

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Las descalificaciones del cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe -antiguo Santo Oficio-, contra los resultados del Concilio Vaticano II han generado una serie de críticas por parte de diversos teólogos.

El cardenal Joseph Ratzinger acababa su larga y explosiva en trevista al mensual Jesus, de Familia Cristiana, diciendo humorísticamente que "aunque quisiéramos nosotros, los del ex Santo Oficio como nos llaman, no podríamos instaurar una dictadura: somos en total unas treinta personas y en la sección doctrinal, la más atacada por la crítica, trabajamos sólo 10. Demasiado poco para prepara ningún golpe teológico".

Sin embargo, el teólogo Baget Bozzo, diputado socialista del Parlamento europeo, considera "que la gravedad del gesto de Ratzinger es que se ha tratado de un auténtico golpe, haciendo un uso privado de su autoridad pública"

Según este teólogo, de origen catalán, es increíble que un prefec to de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe "proclame el fracaso del Concilio Vaticano II, dando a la Iglesia un viraje de 180 grados con una entrevista a una revista privada".

"No unidad sino caos"

Y añade: "Lo primero que se me ocurre pensar es quién gobierna hoy a la Iglesia, donde no existe unidad sino caos". Todas las demás afirmaciones concretas, según Baget-Bozzo, tienen menos importancia, aunque queda claro -explica- que la concepción de Ratzinger es la del Sillabus de Pío IX; es decir, la idea de que el mundo es malo y de que hay que combatirlo.Según este teólogo, de Génova, en este punto "sería más honrado que el cardenal Ratzinger, que ve a la Iglesia en una crisis de fe tan profunda, y considera fracasado el concilio Vaticano II, pidiese oficialmente al Papa la convocatoria de un nuevo concilio ecuménico de reforma".

Por su parte, Ramos Regidor, el teólogo de la revista de teología internacional Concilium, ha afirmado que la entrevista de Ratzinger revela que su teología es la de la gloria; es decir, la que piensa que la Iglesia es impecable y que nunca puede ser pecadora. Y cuando afirma que la cruz crea escándalo habría que preguntarse a quién produce escándalo, ya que, dijo el teólogo español, "la teología de Ratzinger no crea escándalo ciertamente a Reagan, mientras la teología de la liberación no lo crea a los pobres".

Por lo que se refiere a la afirmación de que las conferencias episcopales "no gozan de base teológica", Ramos Regidor respondió que entonces hay que preguntarse cuál es la base teológica de la curia romana y del mismo papado, ya que la base bíblica de la figura de Pedro es muy distinta de la con cepción posterior del Vaticano.

El teólogo y famoso escritor de eclesiología Carlo Molari ha co mentado que las afirmaciones de Ratzinger son "como un golpe de cola que no hay que dramatizar" ya que lo único que demuestra es que "el poder de la curia romana tiene miedo e intenta frenar".

Molari añadió que la Iglesia es mas grande que todo ello y que "el pueblo de Dios sigue y seguirá viviendo con serenidad lo que ha madurado del concilio, sobre todo sus decisiones de conciencia en materia de sexualidad y de defensa de la justicia y de la paz".

Ayer el diario Repubblica comentó que la entrevista de Ratzinger revela "que existe una gran preocupación en la cumbre de la Iglesia, que considera el posconcilio como un período negro de la Iglesia", y añade que "la visión de la separación, de la contraposición entre Iglesia y mundo es, en realidad, idéntica en Ratzinger y Wojtyla".

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