Tribuna:

Las distintas incógnitas de las bajas

Las escasas esperanzas de recuperación que se podían apreciar en los mercados de valores al cierre de la semana anterior se vieron defraudadas por un nuevo aluvión de órdenes de venta. El papel resultó ser el protagonista principal de la mayoría de los corros, con lo que los precios se vieron empujados un poco más en su caída. Pero lo que es peor es que a la hora de buscar los porqués de esta desbandada resulta casi imposible encontrar respuestas concretas en las que apoyarse para poder comprender la actual evolución de las bolsas. Las realizaciones de beneficios podrían justificar por sí mism...

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Las escasas esperanzas de recuperación que se podían apreciar en los mercados de valores al cierre de la semana anterior se vieron defraudadas por un nuevo aluvión de órdenes de venta. El papel resultó ser el protagonista principal de la mayoría de los corros, con lo que los precios se vieron empujados un poco más en su caída. Pero lo que es peor es que a la hora de buscar los porqués de esta desbandada resulta casi imposible encontrar respuestas concretas en las que apoyarse para poder comprender la actual evolución de las bolsas. Las realizaciones de beneficios podrían justificar por sí mismas una mínima parte de las ventas, al igual que sucede con la salida de los mercados de las inversiones extranjeras, pero esto es algo habitual en los mercados de valores y en modo alguno explica las urgencias con que en los primeros momentos de los corros se colocaban algunas partidas de títulos.Aquello de que las prisas no son buenas es algo que en nuestra cultura se suele repetir con cierta frecuencia a quienes obran demasiado a la ligera, y ayer pudieron comprobarlo los vendedores más nerviosos al ver cómo el propio mercado corregía al alza los precios de las primeras operaciones, sobre todo en algunos corros eléctricos. Nada digno de mención había sucedido en esos 10 minutos, pero los operadores que supieron esperar abandonaron los corros con el semblante más risueño que algunos de sus colegas.

Así las cosas, las diferencias entre el primero y el último de los cambios de varios de los valores eléctricos resultaron ser de algo más de un entero, sin que por ello se pueda afirmar que la recuperación ha comenzado; se trataba tan sólo de una lección de tranquilidad y buen hacer. También hay que tener en cuenta el nivel que algunos precios habían alcanzado, y que bien pudieran haber provocado algunos tanteos compradores a la espera de una lógica corrección de la tendencia bajista, ya que una caída como la actual no suele ser muy habitual en nuestros mercados, ni siquiera en momentos de desorientación como el que se está viviendo actualmente.

El grupo de los valores bancarios sólo fue capaz de lograr que el volumen de la oferta registrase un discreto retroceso, si bien la mayoría de los componentes del grupo de los siete grandes presentó un saldo que invitaba a la tranquilidad, y sólo Banesto y Santander justificaron cumplidamente los recortes que sufrieron sus cotizaciones. Dentro de este pequeño grupo, el único síntoma de mejora estuvo a cargo del Hispano, con un saldo comprador de algo más de 12.000 títulos.

No aportaron nada nuevo los sectores industriales, que como siempre se vieron empujados por la corriente y registraron pérdidas de diversa consideración que tampoco permiten suponer que el freno a la actual tendencia pueda llegar de este lado.

Cuando no hay respuesta a unas circunstancias particulares el mercado suele recurrir a los tópicos, pero en esta ocasión la frase hecha sólo es capaz de dar cuenta de parte de lo que está sucediendo. El que la desorientación acaba cotizando a la baja no explica por qué los inversores se encuentran desorientados, situación de la que, por el momento, parecen no saber encontrar la salida.

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