Tribuna:

Borrell

Hombre, Borrell, para una vez que va usted a su Cataluña natal a demostrar que no sólo es un técnico de recaudación de impuestos, sino que también tiene ideas generales y una teoría del Estado, podía haberse mostrado más cauto y no haber empleado un vocabulario devaluador de la épica nacionalista y mucho menos haber tratado de interpretar el sentir de las masas que se manifiestan en toda Cataluña el 11 de septiembre. Claro que usted se apellida Borrell y eso le coloca, a priori, por encima de cualquier sospecha, pero sólo a priori y en estos temas los créditos apriorísticos son a...

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Hombre, Borrell, para una vez que va usted a su Cataluña natal a demostrar que no sólo es un técnico de recaudación de impuestos, sino que también tiene ideas generales y una teoría del Estado, podía haberse mostrado más cauto y no haber empleado un vocabulario devaluador de la épica nacionalista y mucho menos haber tratado de interpretar el sentir de las masas que se manifiestan en toda Cataluña el 11 de septiembre. Claro que usted se apellida Borrell y eso le coloca, a priori, por encima de cualquier sospecha, pero sólo a priori y en estos temas los créditos apriorísticos son a cortísimo plazo.Habló usted de las autonomías como subsistemas dentro del gran sistema que es el Estado español. No sólo es una denominación de nuevo cuño, sino también una teoría. Hay que tener mucho cuidado con el prefijo sub, casi tanto como con las terminaciones en illo y uelo. El sub es significante de degradación, de menos grado (suboficial) y las terminaciones en illo y uelo son despectivas, a veces cariñosamente despectivas, pero siempre &spectivas (pardillo, tontuelo, picaruelo). Colóquese usted en la piel del inconsciente colectivo catalan, después de 300 años de forcejeo con el Decreto de Nueva Planta de Felipe V, y de pronto enfrentado á la evidencia de que un alto funcionario del Gobierno de Madrid, heredero de la legitimidad de Felipe V, llama subsisterna a una reivindicación casi sagrada y convierte en un abrir y cerrar de boca el Estatuto de Autonomía en un Estatuto de Subsistema Administrativo (ESA).

De siempre ha sido empeño de los técnicos la desdramatización del lenguaje y para ello se valen del eufemismo aséptico o de los números. La gran renovación lingüística de la cultura occidental contemporánea la han hecho los tecnócratas, sobre todo los economistas, y es comprensible que usted carezca de tacto sentimental, aunque reco nozco que llamar subsistema a la autonomía catalana implica una cierta voluntad de tacto. Si yo tuviera que buscar un sinónimo de subsistema aplicado a algo tan deflcado como es un sentimiento autonómico, habría propuesto chuchería del espíritu. Usted dijo subsistema, pero sonaba a chuchería del espíritu.

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