La Iglesia católica adquiere mayor protagonismo político en Portugal

Las críticas severas de algunos obispos portugueses sobre la situación del país en general, y el comportamiento de los actuales dirigentes políticos de Lisboa señalan un creciente protagonismo de la jerarquía católica portuguesa.Las más recientes, homilías del obispo de Braganza, capital de la región de Tras os Montes, la más deprimida y conservadora del país, provocaron una viva polémica. Dirigiéndose a los emigrantes lusos en el extranjero, el prelado les aconsejó que dejaran de enviar dinero a Portugal porque, según afirmó, es echarlo a perder y alimentar el parasitismo, la pereza y la inmo...

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Las críticas severas de algunos obispos portugueses sobre la situación del país en general, y el comportamiento de los actuales dirigentes políticos de Lisboa señalan un creciente protagonismo de la jerarquía católica portuguesa.Las más recientes, homilías del obispo de Braganza, capital de la región de Tras os Montes, la más deprimida y conservadora del país, provocaron una viva polémica. Dirigiéndose a los emigrantes lusos en el extranjero, el prelado les aconsejó que dejaran de enviar dinero a Portugal porque, según afirmó, es echarlo a perder y alimentar el parasitismo, la pereza y la inmoralidad de una clase de dirigentes más preocupada de sus lucros personales que de los problemas del país y del pueblo.

En los medios políticos de Lisboa, la actitud del obispo de Braganza fue calificada de "antinacional", siendo explicada como un reflejo de las opiniones ultraconservadoras del prelado.

Mayor emoción suscitaron, en los últimos días, las declaraciones, también públicas, del obispo de Setúbal y, sobre todo, de Eurico Dias Nogueira, arzobispo de Braga, capital religiosa de Portugal, quien es considerado como un moderado y como el representante genuino de la tendencia mayoritaria de la conferencia episcopal lusa.

Masonería y marxismo

Después de criticar el "desprestigio en que cayeron los profesionales de la política" en Portugal, monseñor Días Nogueira denunció, con mayor precisión aún que su colega de Braganza, los problemas "cruciales" que flagelan la sociedad portuguesa y "escapan al cuidado o preocupación de nuestros legisladores y gobernantes`. Acusó en particular a los diputados elegidos por "un electorado mayoritariamente cristiano" de "inspirarse en las ideas de Marx" y de obedecer a las "orientaciones del Gran Oriente de París" más que al Evangelio y a la Iglesia de Roma.Finalmente, el obispo de Setúbal, que fue uno de los primeros prelados portugueses que denunciaron públicamente el hambre, la miseria y las condiciones inhumanas en que viven muchas familias de una diócesis "cuya población es obrera al 80%", acaba de rechazar, también públicamente, las afirmaciones del Gobierno según las cuales, el plan de emergencia aplicado a la región de Setúbal permitió verificar que "casi no tienen hambre más que los que quieren".

"No podemos mentir más", dijo monseñor Manuel Martins. "La situación es muy mala, nadie es inocente, y es más político reconocer la verdad y llamar las cosas por su nombre".

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El prelado se felicitó de que sus denuncias provoquen reacciones de los medios oficiales que pueden contribuir a aliviar un poco las situaciones Más dramáticas, pero reafirmó que "hay decenas de miles de personas que no comen lo necesario" en su diócesis.

Para muchos, este intervencionismo de la jerarquía católica está relacionado con la precampaña para las elecciones presidenciales de 1985 y la eventual candidatura del socialista Mario Soares.

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