Cartas al director

Opresión y nacionalismos

He leído unas declaraciones de un mosén catalanista (EL PAIS del 3 de septiembre) hechas al recibir la noticia de su expulsión de CDC, en las que expresa unas quejas hasta cierto punto comunes a varios partidos nacionalistas: "Cuando los otros (?) consideren a los catalanes con la misma calidad, responsabilidad y dignidad que sus connacionales castellanos, entonces no habrá problemas, pero, estamos en un pais oprimido..." El mosén tiene la ingenuidad de decir sinceramente lo que piensan muchos sin decirlo meridianamente.Quiero llamar la atención de estos neobeatos del nacionalismo sobre...

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He leído unas declaraciones de un mosén catalanista (EL PAIS del 3 de septiembre) hechas al recibir la noticia de su expulsión de CDC, en las que expresa unas quejas hasta cierto punto comunes a varios partidos nacionalistas: "Cuando los otros (?) consideren a los catalanes con la misma calidad, responsabilidad y dignidad que sus connacionales castellanos, entonces no habrá problemas, pero, estamos en un pais oprimido..." El mosén tiene la ingenuidad de decir sinceramente lo que piensan muchos sin decirlo meridianamente.Quiero llamar la atención de estos neobeatos del nacionalismo sobre las tierras de Soria, de Cuenca, de Zamora (que, aunque leonesa, supongo que el. mosén considera castellana por hablar esta lengua de nación), para que consideren la injusticia de esta afirmación. Quiero que recuerden esos pueblos y campos mesetarios abandonados tras el éxodo de sus habitantes hacia las "nacionalidades oprimidas". Quiero que recuerden que tuvieron que emigrar porque los ahorros obtenidos de sus pobres tierras fueron a financiar la industria de, Cataluña, el País Vasco o de Madrid, descapitaliz ando sus provincias y empobreciéndolas. Me gustaría saber quién en su sano juicio puede pensar que Castilla, los castellanos, oprimimos con nuestra mayor "dignidad, calidad y responsabilidad", a menos que puedan sostener que tales virtudes van unidas a la pobreza, en cuyo caso habrá que darles la razón.

Pero si las razones no son esas, y es cierto que unos se vieron privados de¡ uso de su lengua y su cultura, los otros se han visto obligados a dejar su tierra y a hablar catalán, francés, alemán y hasta vascuence, cambiando de cultura de modo aún más radical y doloroso.

Los nacionalistas quieren hacer olvidar que sus ideólogos primitivos procedían de la clase social que entonces consideraba las lenguas españolas no castellanas como propias de pescadores o campesinos; los actuales ideólogos encuentran rentable materializar el eterno sueño de la derecha de sustituir la lucha de clases por el patriotismo como categoría política. Es mejor tener el enemigo en la meseta que en los suburbios de sus ciudades, pero aquel que no esté obcecado piense en Castilla, en León, en Extremadura y juzgue por sí mismo qué peligro, o qué calidad o dignidad existen en estas tierras y en sus pueblos semiabandonados.

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La opresión viene de quien puede oprimir, del poder, y éste puede venir del dinero. Los partidos nacionalistas quieren su parcela de poder, pero jugarán suciamente si, para conseguirlo, enzarzan a los pueblos entre sí, pues toda exaltación de los nacionalismos lleva en ella el germen de la guerra. Jamás una guerra benefició al pueblo llano.-

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