Irak renuncia a construir el oleoducto con Jordania ante la falta de garantías de seguridad

Irak ha renunciado por ahora a construir el que iba a ser su mayor oleoducto en funcionamiento, ante la falta de garantías norteamericanas de que Israel no lo destruiría o sabotearía, según afirmó el martes en Animan el viceprimer ministro iraquí, Taha Yasin Ramadan. Irak iba a construir un oleoducto de 950 kilómetros que enlazaría Haditha, en Irak, con el puerto jordano de Akaba.

La capacidad de bombeo debía alcanzar el millón de barriles diarios, y el costo de su construcción iba a elevarse a 1.000 millones de dólares (unos 165.000 millones de pesetas), que en un 55% revertirían e...

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Irak ha renunciado por ahora a construir el que iba a ser su mayor oleoducto en funcionamiento, ante la falta de garantías norteamericanas de que Israel no lo destruiría o sabotearía, según afirmó el martes en Animan el viceprimer ministro iraquí, Taha Yasin Ramadan. Irak iba a construir un oleoducto de 950 kilómetros que enlazaría Haditha, en Irak, con el puerto jordano de Akaba.

La capacidad de bombeo debía alcanzar el millón de barriles diarios, y el costo de su construcción iba a elevarse a 1.000 millones de dólares (unos 165.000 millones de pesetas), que en un 55% revertirían en empresas norteamericanas.

"El oleoducto tiene que ser puesto en pie por una sociedad estadounidense", declaró en la capital jordana el número dos iraquí, "porque EE UU es la única potencia capaz de disuadir a Israel de atacar el proyecto".

Bagdad pretendía además pagar al constructor norteamericano con los ingresos de la venta en el extranjero de los crudos bombeados por el transjordano porque, para poder cobrar, "las instituciones que lo finarícian persuadirán a Israel de que no lo ataque u obstaculice" su puesta en marcha, afirmó con gran sinceridad la semana pasada el ministro iraquí de Petróleo, Ghasem Ahmed Taghi.

Todas estas precauciones no hubiesen sido necesarias si Tel Aviv no hubiera manifestado su descontento por el perjuicio ecológico que el oleoducto iba a causar al golfo de Akaba, cuyas aguas bañan la estación balnearia israelí de Eilat. Dos altos funcionarios israelíes se desplazaron a Washington a principios de mes para exponer, aparentemente con éxito, sus quejas al Departamento de Estado.

Al margen de la amenaza israelí, Bagdad temía que su tradicional enemigo iraní intentase volar el transjordano, como ha amenazado con hacerlo con el único oleoducto del que dispone ahora Irak, el que atraviesa el este de Turquía hasta el Mediterráneo.

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