Cartas al director

Prohibida la entrada

La mañana del 16 de julio de 1984, después de dos semanas de vacaciones en Italia., me impidieron entrar en España por la frontera franco-española de Port-Bou. El pretexto original fue que no tenía dinero. Mi dificultad con el idioma llevó a la policía a creer que yo había estado trabajando en España, por lo cual me exigieron el permiso de residencia. No me dieron siquiera tiempo para explicar que había estado estudiando en España durante nueve meses con una beca del Gobierno, y que cada tres meses había salido del país, cumpliendo así las normas para la gente que vive en España con la situaci...

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La mañana del 16 de julio de 1984, después de dos semanas de vacaciones en Italia., me impidieron entrar en España por la frontera franco-española de Port-Bou. El pretexto original fue que no tenía dinero. Mi dificultad con el idioma llevó a la policía a creer que yo había estado trabajando en España, por lo cual me exigieron el permiso de residencia. No me dieron siquiera tiempo para explicar que había estado estudiando en España durante nueve meses con una beca del Gobierno, y que cada tres meses había salido del país, cumpliendo así las normas para la gente que vive en España con la situación de turista.Asimismo, la policía me impidió explicar que mi amiga española, que estaba en la cola de la aduana también, tenía mi talonario de cheques y mi tarjeta de Eurocheque -válida para sacar hasta 10.000 pesetas por día. Además estaban esperándome 35.000 pesetas en mi banco de Madrid, el último pago de la beca de investigación. En resumen, era completamente lega¡ mi entrada en España, y la prueba es que horas después crucé la frontera allí mismo sin ningún problema.

Este derroche de autoritarismo nos costó perder un día en Perpiñán para conseguir demostrar mi legalidad a través del consulado, y 3.500 pesetas en viajes en Francia, aparte de otros gastos. Lo más humillante de todo fue mi impotencia ante la policía, que no sólo se negó a hablarme, sino que incluso me amenazó físicamente, demostrando una vez más los vestigios de antiguos métodos y su dificultad para asumir los mínimos principios democráticos.-

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