Reportaje:El régimen de Hassan II, ante las urnas / 1

El rey marroqui quiere cerrar "los eslabones de la cadena del proceso democrático"

El 14 de septiembre proximo los marroquíes acudirán a las urnas para elegir a los dos tercios de diputados del futuro Parlamento, que son seleccionados por sufragio universal. Antes, y a lo largo del mes de agosto, habrán sido elegidos los diputados del tercio restante por vía directa. Éste será el cuarto Parlamento de los 28 años de independencia de Marruecos. Sólo uno de ellos, el último, pudo completar su mandato. La pregunta que se formulan electores y partidos políticos es siempre la misma: ¿cuál será el margen de libertad electoral que permitirá la Administración? Todas las anteriores el...

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El 14 de septiembre proximo los marroquíes acudirán a las urnas para elegir a los dos tercios de diputados del futuro Parlamento, que son seleccionados por sufragio universal. Antes, y a lo largo del mes de agosto, habrán sido elegidos los diputados del tercio restante por vía directa. Éste será el cuarto Parlamento de los 28 años de independencia de Marruecos. Sólo uno de ellos, el último, pudo completar su mandato. La pregunta que se formulan electores y partidos políticos es siempre la misma: ¿cuál será el margen de libertad electoral que permitirá la Administración? Todas las anteriores elecciones fueron siempre denunciadas como fraudulentas por algún que otro partido político, obviamente perdedor.

El rey Hassan II ha respondido anticipadamente a las cuestiones que pueden plantearse sobre la limpieza e importancia de los comicios al afirmar, en su discurso del 8 de julio pasado, que "los eslabones de la cadena del proceso democrático se habrán cerrado (con las elecciones del día 14 de septiembre), constituyendo un marco para la vida cotidiana".El monarca marroquí añadió que antes de las elecciones quiso preparar "un clima de coexistencia entre partidos políticos, y los reuní a mi alrededor para que vean los problemas y conozcan los pormenores de todos los expedientes".

Tras reconocer que "desde que trabajan a nuestro lado esos jefes de partidos políticos han dado prueba de patriotismo, honestidad y civismo y se comportaron como muy buenos ciudadanos", y reiterar que deben mantener representantes en el Gobierno "para seguir desde su interior las elecciones y controlar su sinceridad", advirtió que no permitirá a nadie "que mienta conscientemente a la comunidad de 21 millones de marroquíes" y que apartará "a impostores y charlatanes".

Garantía real

La garantía personal sobre la sinceridad de las elecciones, que se desprende del discurso real citado fue bien acogida por todos los partidos políticos. Algunos de ellos han señalado, no obstante, los "problemas estructurales" que subyacen en todas las elecciones marroquíes.El partido Istiqlal, que fue el primero en reclamar elecciones honestas desde junio pasado, y que a través de su Prensa ha calificado de mascarada las elecciones municipales de junio de 1983, en las que el partido, por cierto, perdió algunos de sus feudos electorales, afirma que su campaña electoral se basará en la consigna de "credibilidad para las instituciones elegidas, porque mientras los marroquíe s las consideren trucadas o, sin interés, destruiremos a nuestro país".

Hace dos semanas el partido socialista USFP expresaba en el informe final de su cuarto congreso nacional que esta vez "se trata de no proceder, mediante la presión o la represión, a un reparto preestablecido de los escaños entre los diferentes partidos políticos, como ha ocurrido en condiciones escandalosas y groseras".

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Unión de la izquierda

Pero los socialistas plantearon una reivindicación mucho más profunda al afirmar que "preconizamos un poder gubernamental plenamente responsable, libremente aceptado y democráticamente controlado y sancionado". "No queremos", añadían, "un parlamentarismo de mera fachada".El Partido Comunista marroquí reclama "la unión electoral de la izquierda para triunfar", exige el voto a los 18 años en voz de a los 21, pide tiempos de antena y televisión iguales a'los de los otros partidos y reclama la supresión de la fianza que debe depositar cada candidato a diputado.

Como innovación importante, este año se permitirá que voten los marroquíes que residen en el extranjero, y aunque las presunciones sobre el número de trabajadores marroquíes en la emigración oscilen entre los dos millones y los cinco millones, no cabe duda de que esta decisión responde a un deseo de la izquierda y que reforzará a la futura oposición. Ello en caja perfectamente con el designio político mantenido desde el poder, consistente básicamente en poten ciar a la oposición en Parlamento que salga elegido de los próximos comicios.

Los liberales, administradores confirmados; los socialistas, con proyectos socialdemócratas de reformas, y los tecnócratas neutros pueden repartirse los puestos del futuro Gobierno, que en cualquier caso, y al margen de las elecciones, designa el rey Hassan Il de acuerdo con la Constitución.

Lo que no parece claro es cómo será el mecanismo mayoría-oposición del futuro Parlamento. Aunque parece obvio que la mayoría dispondrá de una amplitud suficiente como para refrendar permanentemente la acción gubernamental, la oposición, un tanto potenciada para animar el debate parlamentario, puede que la ejerzan alternativamente o simultáneamente, y para casos específicos, el Istiqlal y la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP), que confirmarán así una tendencia reciente a simultanear la participación en el Gobierno para ministerios específicos, con una vocación opositora.

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