Tribuna:

Vietnamitas del mundo

Reconozco no ser demasiado experto en cuestiones de milicia. Casi todas mis relaciones con esta parcela del conocimiento no han sido demasiado estimulantes, y tiendo a convertir estos temas en paisaje, paisaje intelectual lo más lejano posible. Pero ante la noticia del simulacro de fusilamiento de dos paisanos a cargo de dos mandos militares que culminaban así un supuesto táctico de acción antiguerrillera, he llegado a la conclusión de que necesito enterarme del sentido histórico de esos supuestos tácticos.Imaginemos. Vuelve el maquis, venga de donde venga, y hay que disponer de unas fuerzas a...

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Reconozco no ser demasiado experto en cuestiones de milicia. Casi todas mis relaciones con esta parcela del conocimiento no han sido demasiado estimulantes, y tiendo a convertir estos temas en paisaje, paisaje intelectual lo más lejano posible. Pero ante la noticia del simulacro de fusilamiento de dos paisanos a cargo de dos mandos militares que culminaban así un supuesto táctico de acción antiguerrillera, he llegado a la conclusión de que necesito enterarme del sentido histórico de esos supuestos tácticos.Imaginemos. Vuelve el maquis, venga de donde venga, y hay que disponer de unas fuerzas armadas capaces de darle la réplica. Por lo visto, uno de los supuestos tácticos consiste en castigar ejemplarmente a los que auxiliarían a esos guerrilleros, castigo encarnado en las personas de las autoridades locales demasiado débiles ante el enemigo. Episodios de este tipo se han producido ya en la España moderna, desde los escarmientos absolutistas a comienzos del siglo XIX hasta los practicados durante la lucha contra el maquis en los años cuarenta. Pero, últimamente, los hemos considerado como pertenecientes a la prehistoria dé la ética democrática, cosas que ahora sólo les, pasan a los vietnamitas y salvadoreños, porque la reeducación democrática de España pasa por desterrar la ideología del sadismo y la crueldad estructurales.

Me gustaría saber qué les enseñan a los contraguerrilleros españoles antes de echarse al monte a por sus supuestos tácticos. Letra grande y letra menuda. Porque pudo suceder que los fusiladores de fogueo no fueran otra cosa que dos perfeccionistas, con el deseo de terminar el ejercicio táctico con todos sus pelos y señales. Sólo así se entendería la abracadabrante exculpación del señor Reverter, sostenedor de la tesis del exceso de celo, y quedaría en el centro del ruedo de esta corrida oscense la evidencia de un atenuante ético: a pesar de que el alcalde y su compañero de fusilamiento fueron táctica y supuestamente considerados como' del Vietcong, las balas empleadas fueron de fogueo. Que conste en acta.

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