Una policía sin dirección judicial

El hecho de que, a diferencia de la mayoría de los países democráticos, las investigaciones policiales no estén dirigidas desde un primer momento por representantes del poder judicial es, según la mayoría de abogados consultados, una de las causas de la frecuencia y la gravedad de los errores policiales. Aunque haya cambiado de nombre y se denomine Brigada de Policía Judicial, este departamento, encargado de la investigación de los delitos comunes, sigue funcionando como la antigua Brigada de Investigación Criminal: los inspectores ponen a disposición de la autoridad judicial a los detenidos e...

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El hecho de que, a diferencia de la mayoría de los países democráticos, las investigaciones policiales no estén dirigidas desde un primer momento por representantes del poder judicial es, según la mayoría de abogados consultados, una de las causas de la frecuencia y la gravedad de los errores policiales. Aunque haya cambiado de nombre y se denomine Brigada de Policía Judicial, este departamento, encargado de la investigación de los delitos comunes, sigue funcionando como la antigua Brigada de Investigación Criminal: los inspectores ponen a disposición de la autoridad judicial a los detenidos en el momento y con las pruebas que consideran oportunas. El juez se limita a librarlos mandamientos de arresto, registro o escucha telefónica que le solicitan.Una sentencia del Tribunal Constitucional del 28 de julio de 1981 fijó que la declaración del detenido ante la policía tiene valor de denuncia y no de confesión. Sin embargo, la ratificación de esa confesión de culpabilidad en el juzgado ya constituye una prueba. Los abogados afirman que, por inercia, muchos juicios siguen celebrándose en base tan sólo al atestado policial y, en demasiadas ocasiones, con la única prueba de la ratificación ante el juez de guardia de la declaración autoinculpatoria, con lo que el posible error policial acaba convirtiéndose en error judicial.

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