Tribuna:

La 'cosecha' de la ampliación de capital en El Águila

La bolsa ha vivido una semana de suave goteo a la baja en su índice general, producto de la apatía de los compradores, fundamentalmente institucionales, que están esperando que las aguas especulativas serenen sus ánimos para entrar más decididamente en el mercado. Los valores bancarios parecen ser los preferidos cuando lleguen estas compras futuras.Esta actitud es comprensible si se recuerda que la semana ha estado presidida por un acontecimiento poco favorable para los inversores de a pie: el anuncio de la ampliación de capital de El Águila, diseñada especialmente para que la multinacional He...

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La bolsa ha vivido una semana de suave goteo a la baja en su índice general, producto de la apatía de los compradores, fundamentalmente institucionales, que están esperando que las aguas especulativas serenen sus ánimos para entrar más decididamente en el mercado. Los valores bancarios parecen ser los preferidos cuando lleguen estas compras futuras.Esta actitud es comprensible si se recuerda que la semana ha estado presidida por un acontecimiento poco favorable para los inversores de a pie: el anuncio de la ampliación de capital de El Águila, diseñada especialmente para que la multinacional Heineken pueda suscribirla. Todos aquellos que especularon con la posibilidad de que se realizase una opción pública de compra de acciones (OPA) salieron chasqueados y la sobrevaloración de estos títulos se convirtió en descalabro para los más, aunque unos pocos -los que poseían la mejor información hayan ganado bastante dinero.

Estos acontecimientos, que poco favorecen a la imagen de la bolsa en el inversor individual, han sido vistos con excesiva pasividad por la Junta Sindical, que, hay que recordarlo, por menos suspendió hace no demasiado tiempo la cotización de otro valor en cuanto algún silbido de OPA se dejó sentir en el parqué.

También a lo largo de esta semana la presión compradora se ha dejado sentir sobre una empresa química, Cros, con insistentes rumores de que alguna entidad bancaria de primera línea está intentando hacerse con un buen paquete de la sociedad, y que podría situarse entre los 200 y los 300 millones. El caso es que en un par de jornadas nadie quiso vender y, cuando alguien se decidió a hacerlo, el precio subió considerablemente.

Pero, junto a la pasividad de las instituciones, esta semana también se ha dejado sentir cierta retirada de la inversión extranjera, que en las primeras jornadas se mostró muy activa en los valores químicos. La fuerte caída de la Bolsa de Nueva York, el descenso del dólar y la difícil situación que la renegociación de la deuda exterior latinoamericana ha puesto a algunas importantes entidades bancarias de Estados Unidos han obligado a los extranjeros a volver sus ojos hacia Wall Street, olvidándose de operar en Madrid.

El mercado madrileño, sin embargo, no pareció conmoverse por el denominado jueves negro de la primera bolsa mundial, ni por el anuncio de que la ley de Infracciones y Sanciones Tributarias obligará a las entidades financieras a pasar a Hacienda una relación nominal de las cantidades retenidas a su clientela por rentas de capital.

Esta posibilidad, sin embargo, deberá ser positiva para la bolsa, ya que ese dinero oculto tendrá en el futuro mayores estímulos para ponerse en movimiento.

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