Del Mundial-82, celebrado en España, se conocen muy pocos documentos y algunos son todavía una incógnita

El Mundial-82 fue para la Federación Española de Fútbol la oportunidad única de manejar en un solo año unos supuestos ingresos de 4.704.909.043 pesetas, y de disponer a su libre albedrío de unos posibles beneficios de 3.233.713.696. La Federación jugó a las inversiones financieras, a la especulación con divisas y a operaciones comerciales con empresas casi fantasmas. Del Mundial se conocen pocos documentos, y algunos son todavía una incógnita, como una factura de Mundiespaña por valor de 134 millones "de la que no se posee detalle alguno", según los auditores.

La Administración española...

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El Mundial-82 fue para la Federación Española de Fútbol la oportunidad única de manejar en un solo año unos supuestos ingresos de 4.704.909.043 pesetas, y de disponer a su libre albedrío de unos posibles beneficios de 3.233.713.696. La Federación jugó a las inversiones financieras, a la especulación con divisas y a operaciones comerciales con empresas casi fantasmas. Del Mundial se conocen pocos documentos, y algunos son todavía una incógnita, como una factura de Mundiespaña por valor de 134 millones "de la que no se posee detalle alguno", según los auditores.

La Administración española hizo el papel de inversor a fondo perdido y, posteriormente, pudo darse cuenta, a través de una auditoría, que, es muy dificil conocer qué es lo que los hombres que dirige Pablo Porta hicieron con los ingresos. El Mundial-82 representa un oscuro pozo informativo del que sólo se han podido conocer unos detalles. Cuatro mil millones de pesetas no sólo no merecieron una doble contabilidad o cajas negras, sino que fueron objeto, según los auditores, de la ausencia de toda anotación contable.El Mundial-82 es para los auditores de la Intervención General del Estado una gran incógnita que, además, ha sido utilizada para hacer más dificil la comprensión de la contabilidad habitual de la Federación. Puede afirmarse que el dinero del Mundial fue utilizado para tapar muchos agujeros y que se mezcló arbitrariamente en muchos capítulos contables, salarios incluídos. Los auditores llegan a manifestar: "La Federación no sólo no ha contabilizado las operaciones relativas al Mundial-82, en cuanto a su organización y operaciones de comercialización, sino que, con los múltiples traspasos de fondos y cancelación de gastos propios con fondos del Mundial, ha creado una situación confusa que ha dificultado la revisión de la única contabilidad existente. pero, además, no ha llevado una contabilidad independiente de aquellas operaciones no reflejadas en sus estados financieros".

Una curiosa actividad financiera

Las gestiones financieras y en divisas extranjeras que realiza la Federación son una fuente de sorpresas para los auditores, que tan pronto se encuentran con especulaciones presuntamente ilegales en divisas y que producen beneficios a causa de la depreciación de la peseta, como con descuidos financieros tan simples que obligan a recordar a Agustín Domínguez, responsable de estas gestiones, que se le olvidó cobrar algo más de un millón de pesetas del Banco de Santander por intereses. La historia comenzó con visos de inocencia cuando, en un escrito firmado por Porta, Núñez, Agustín Domínguez y Gil de la Serna declaran todas las cuentas bancarias abiertas por la Federación con motivo del Mundial. Todas eran en pesetas. Era una declaración firmada. Los auditores descubrieron, con posterioridad, que existieron 16 cuentas en dólares y tres en francos suizos. Ahí no acabó la sorpresa.La dirección de transacciones exteriores dio permiso para abrir una cuenta en dólares, cuando luego se abrieron 16, pero los informes que la Federación hubo de enviar para justificar estas aperturas resultaron incorrectos, según los auditores. Así, la Federación pudo especular con divisas, por lo que se benefició en unos 254 millones de pesetas, sin contar los intereses.

La Federación como empresaria

Según los auditores, la Federación no podría entrar a formar parte de empresas comerciales. porque iría contra la ley del Deporte (artículo 18). Pero este impedimento no fue obstáculo para que dicho organismo entrara a formar parte, en un 50%, de una sociedad llamada Ibermundial, con el fin de comercializar en España los símbolos del Mundial, operación de la que no constan detalles, y que hace suponer a los auditores que la Federación no participó en la gestión de esta empresa. No se conoce con exactitud cuál fue el beneficio que produjo, y el único dato extraído reflejaba que Ibermundial se encontraba en un estado crítico, con patrimonio neto negativo. La Federación, finalmente, vendió su participación en Ibermundial.La más importante fuente de ingresos la constituyó la venta de entradas. Tampoco ahí las cuentas son claras, porque mientras la Federación declara unos ingresos de 2.002.946.400 pesetas, los auditores creen que éstos son 10 millones más elevados. Los auditores declaran la falta de 36.000 entradas y, finalmente, confirman su duda sobre cuál haya sido la cantidad real ingresada.

Por último, el reparto, 2.563.114.972 pesetas, del que salieron beneficiados los clubes de Primera División en su gran mayoría y que se realizó sin mediar ningún acuerdo de asamblea, como parecía preceptivo. Los auditores se sorprenden de que se reparta tanto dinero por la simple cesión de un estadio y ponen de manifiesto que existió especial predilección por el Barcelona, el club al que se ofreció más dinero aun siendo el cuarto en índice de ocupación de los campos, que era una de las variables a tener en cuenta. Pero es que, además, los auditores dicen: "No figuran archivadas ninguna de las entradas invalidadas correspondientes a los partidos celebrados en el estadio del Nou Camp".

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