Un juicio sin pasión
El juicio contra los procesados. por el supuesto intento de golpe de Estado se produce en un momento de plena normalidad institucional y Política, conseguida precisamente gracias al abrumador pronunciamiento del electorado en aquellas mismas fechas.En efecto, al día siguiente de la jornada prevista por losconspiradores para poner en práctica la llamada operación Marte, segunda parte (en versión cruenta, según todos lo indicios) de la frustrada intentona del 23-F, casi un 80% de los ciudadanos con derecho al sufragio ratificaban voluntariamente en las urnas su compromiso con las libertad...
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El juicio contra los procesados. por el supuesto intento de golpe de Estado se produce en un momento de plena normalidad institucional y Política, conseguida precisamente gracias al abrumador pronunciamiento del electorado en aquellas mismas fechas.En efecto, al día siguiente de la jornada prevista por losconspiradores para poner en práctica la llamada operación Marte, segunda parte (en versión cruenta, según todos lo indicios) de la frustrada intentona del 23-F, casi un 80% de los ciudadanos con derecho al sufragio ratificaban voluntariamente en las urnas su compromiso con las libertades. (...)
Tejero y los principales implicados en aquella triste aventura decimonónica del 23-F ocupan actualmente su tiempo como mejor pueden, recluidos en prisión, mientras el resto de la ciudadanía prosigue su vida con normalidad. (...) Este entomo corresponde a la lógica de la historia, y es en éste entorno de normalidad en el que la justicia -militar todavía, eso sí- se dispone a pedir cuentas a cuatro ciudadanos de uniforme acusados de intentar sabotear la legalidad constitucional. Lo que pudo ser el 27-O ha quedado reducido a un expediente sobre el que apenas están realmente interesados más que los propios interesados y los observadores de oficio.
En España, como en todas partes, quedan sin duda golpistas (con o sin uniforme y de ideas dispares), pero es un hecho que el golpismo ha dejado de ser un elemento determinante en nuestra vida política. (...)
10 de abril