Reportaje:

Comer sin sufrir

Tratamiento a base de productos naturales y dieta alimenticia correcta, principales remedios contra los desarreglos digestivos

Los desarreglos digestivos se han convertido en un mal muy común en nuestra sociedad. La causa suele ser un mal funcionamiento del hígado y una alimentación errónea y dañina para organismo.El problema también tiene su origen en desequilibrios emocionales, que afectan de forma profunda a todo el sistema digestivo. La angustia, la depresión y el estrés pueden hacer presa fácil en el estómago, sobre todo si éste se halla debilitado físicamente. Un organismo sano se defiende más eficazmente de las cargas negativas que le llegan de fuera, al tener más mecanismos de respuesta.

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Los desarreglos digestivos se han convertido en un mal muy común en nuestra sociedad. La causa suele ser un mal funcionamiento del hígado y una alimentación errónea y dañina para organismo.El problema también tiene su origen en desequilibrios emocionales, que afectan de forma profunda a todo el sistema digestivo. La angustia, la depresión y el estrés pueden hacer presa fácil en el estómago, sobre todo si éste se halla debilitado físicamente. Un organismo sano se defiende más eficazmente de las cargas negativas que le llegan de fuera, al tener más mecanismos de respuesta.

Los padecimientos de estómago pueden ser de índole diversa, y en general reflejan desarreglos funcionales bastante específicos. Un dolor repentino y que desaparece en cuanto se toma algún bocado refleja inflamación en el estómago, mucha acidez en la secreción y pérdida de fuerza en la mucosa y en su acción protectora.

Cuando los dolores sobrevienen apenas se ha terminado de comer, suele haber hinchazón e irritación de la mucosa estomacal, sobre todo la qué cubre el píloro, que indica generalmente exceso de ácido clorhídrico y escasez de acidez al comenzar la primera fase de la digestión.

Los dolores que aparecen transcurridas unas horas después de comer manifiestan comúnmente irritación del duodeno, que puede llegar a convertirse en úlcera si no se pone remedio con prontitud.

Pensar que unas simples pastillas o polvos van a restablecer el equilibrio digestivo es erróneo y peligroso. En casos de urgencia, para paliar un dolor muy fuerte, es admisible la ingestión de sedantes o tranquilizantes, pero sin olvidar que es imprescindible recurrir a un auténtico tratamiento de base y procurarse una dieta dentro de los productos que ofrece directamente la tierra.

La acidez estomacal se aplaca bastante tomando una cucharadita de arcilla (de uso interno) diluida en agua todas las mañanas en ayunas. Se recomienda descansar una semana de cada cuatro. Este remedio fortalece las paredes del estómago y ayuda a normalizar las secreciones. A veces la toma continuada de arcilla genera estreñimiento; si ocurre, el desarreglo se corrige tomando una cucharadita de semillas de zaragozana con un poco de agua en la última comida del día.

Hábitos equivocados

Las plantas que contienen sustancias amargas contribuyen a paliar la acidez estomacal, especialmente el acoro, la genciana, el lúpulo y las cortezas de naranja; un infusión de estas plantas (combinadas o separadas) después de cada comida neutraliza la acidez del estómago.

En la alimentación es importante corregir ciertos hábitos particularmente desfavorables La fruta fresca se debe tomar al principio de la comida, de esta forma estimula los jugos gástricos y prepara al estómago para recibir los demás alimentos; cuando se ingiere al final entorpece los procesos digestivos además de perderse casi todas las vitaminas que la fruta aporta al organismo.

El desayuno se debe hacer a base de frutas del tiempo, evitando la naranja y el plátano, combinadas con pan integral, miel nueces y una tisana de romero o tomillo. Antes de la cena es conveniente efectuar baños de pies y manos con clemátide o salvia, cuando circula mal la sangre o el cuerpo está demasiado frío. En una cantidad holgada de agua se echan dos puñados de hojas de clemátide o salvia y se deja cocer 15 minutos; los baños deben durar de siete a diez minutos.

Siguiendo con los baños, otra práctica saludable tanto en enfermos como en sanos consiste en tomar baños de asiento con agua fría, unos cuatro o cinco minutos, todas las mañanas al levantarse; aceleran los intercambios químicos en el cuerpo, proporcionando vitalidad y protección.

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