La mayoría de los atracos a joyerías se realiza entre las 18 y las 20.30 horas

La mayoría de los atracos a joyerías, según las estadísticas policiales, son realizados entre las seis de la tarde y las 20.30 horas por personas provistos de armas de fogueo o simuladas.Ése no fue, sin embargo, el caso de la joyería Payber, de la calle de Tribulete, de donde el 31 de octubre de 1983 dos hombres y una mujer se llevaron unos cuatro millones de pesetas en alhajas y mataron de un disparo a su propietario, Pablo Perea, que intentó evitar el atraco. La policía anunció tiempo después la detención de un matrimonio y un tercer joven como presuntos autores de los hechos.

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La mayoría de los atracos a joyerías, según las estadísticas policiales, son realizados entre las seis de la tarde y las 20.30 horas por personas provistos de armas de fogueo o simuladas.Ése no fue, sin embargo, el caso de la joyería Payber, de la calle de Tribulete, de donde el 31 de octubre de 1983 dos hombres y una mujer se llevaron unos cuatro millones de pesetas en alhajas y mataron de un disparo a su propietario, Pablo Perea, que intentó evitar el atraco. La policía anunció tiempo después la detención de un matrimonio y un tercer joven como presuntos autores de los hechos.

No obstante, el caso de la calle de Tribulete sigue oscuro: uno de los detenidos fue puesto en libertad sin cargos por el juez, tras denunciar que había sido torturado en las dependencias policiales de la Puerta del Sol; otro desapareció de modo misterioso horas después de su detención, y la policía informó que se había escapado, sin que su familia tenga desde entonces noticias suyas.

La actitud de muchos de los propietarios de joyerías, resueltos a defender a toda costa sus mercancías, están convirtiendo estos establecimientos en trampas mortales para los atracadores. Tres asaltantes han muerto en 1984 en Madrid por disparos efectuados por joyeros.

El 19 de enero, Alfonso Romero de la Casa, de 26 años, y Jesús Redondo del Olmo, de 23, eran abatidos a balazos por Joaquín Hernández Lozano, de 63 años, propietario de una joyería de la calle de Almendrales, en el barrio de Usera, donde pretendían atracar. Cinco días después, Francisco Vindel Espolio, de 22 años, moría a resultas del disparo efectuado por Felipe Palazón, dueño de un establecimiento joyero de la calle de Bravo Murillo. Otro presunto atracador, Javier Sánchez Rey, resultó gravemente herido en el curso del mismo incidente.

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