"Estoy muy solo", escribió el muchacho de 14 años que se quitó la vida tumbándose en Ia vía férrea

La falta de una respuesta concreta a la pregunta de por qué un chaval de 14 años decide poner fin a su vida colocando su cuerpo en las vías del tren y dejando que varios convoyes le pasen por encima es algo que tiene en plena convulsión al vecindario de Puertollano (Ciudad Real), tras el fallecimiento de Juan Carlos Valero Ramos, de 14 años de edad, estudiante de primer curso de Bachillerato Unificado Polivalente (BUP), adolescente sin ningún tipo de problemas económicos

"Estoy muy solo. En la vida hay personas que son capaces de algo y otras que no sirven para nada, entre las que estoy...

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La falta de una respuesta concreta a la pregunta de por qué un chaval de 14 años decide poner fin a su vida colocando su cuerpo en las vías del tren y dejando que varios convoyes le pasen por encima es algo que tiene en plena convulsión al vecindario de Puertollano (Ciudad Real), tras el fallecimiento de Juan Carlos Valero Ramos, de 14 años de edad, estudiante de primer curso de Bachillerato Unificado Polivalente (BUP), adolescente sin ningún tipo de problemas económicos

"Estoy muy solo. En la vida hay personas que son capaces de algo y otras que no sirven para nada, entre las que estoy yo. Me voy a hacer un largo viaje". Estas son algunas de las frases que Juan Carlos dejó escritas poco antes de quitarse la vida.El miércoles, durante la madrugada, Juan Carlos Valero Ramos, de 14 años de edad, abandonó su casa, en la calle Alameda número 8, quinto piso, en el centro de Puertollano (Ciudad Real), sin que hubiese llegado a acostarse ni a deshacer la cama. Al salir, dejó la puerta abierta para no hacer ruido, para que nadie en su casa lo oyera marcharse. Se fue a una caseta abandonada al borde de la vía férrea en las cercanías del pueblo, a escasos metros de su casa y del instituto donde estudiaba primer curso de Bachillero Unificado Polivalente, el instituto de enseñanza media Fray Andrés.

En la caseta pasó algunas horas solo. Hacia las cinco de la madrugada se extendió en la vía y un tren que a las 5 horas pasa hacia Puertollano arrolló su cuerpo. La cabeza rodó por la ladera hasta las proximidades de unos olivos; el tronco quedó entre los raíles. Otro tren pasó más tarde. Y un tercer tren, que salía de Puertollano hacia las 8 horas, se detuvo ante el cuerpo del muchacho. El maquinista había advertido el cadáver en la vía y paró el convoy. Poco después las autoridades judiciales y policiales reconstruyeron los hechos y la identidad del joven.

Mientras tanto, Domingo Valero, el padre del joven, un próspero industrial de Puertollano, propietario de dos ferreterías, a las 7.30 horas se levantó como hace habitualmente y descubrió la falta de su hijo. Vio la nota que había escrito y se echó a la calle. "Me lancé fuera de casa a ver dónde estaba mi hijo", recuerda Domingo Valero. Cuando este hombre volvió a su hogar, "en la casa ya había mucha gente y la nota que había escrito Juan Carlos había desaparecido de mano en mano", dice el padre. En esta nota, Juan Carlos había escrito algunas frases, entre ellas: "Estoy muy solo. En la vida hay gentes capaces de algo y otras que no sirven para nada, entre las que estoy yo. Me voy a hacer un largo viaje. Confiad en Jesucristo".

Juan Carlos Valero fue enterrado ayer en el cementerio municipal. A las 18 horas de ayer, la familia le ofreció un funeral en la iglesia de la Virgen de Gracia. A ambos actos acudieron centenares de vecinos de Puertollano, así como todo el profesorado y gran parte de los alumnos del instituto Fray Andrés.

En Puertollano circulan conjeturas respecto al porqué de este suicidio que "a todos nos ha sorprendido", según coinciden en sus manifestaciones todas cuantas personas han sido consultadas al respecto.

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Sólo una muchacha de 14 años, Susana Cruz, compañera de Juan Carlos en el curso escolar, y amiga más íntima. durante los últimos meses del año pasado, es capaz de dar una respuesta algo más concreta.

"Juan Carlos me dijo en varias ocasiones que quería matarse y que lo haría de alguna forma que no fuera como tomar pastillas, porque él decía que con las pastillas te pueden hacer un lavado de estómago y no sirve de nada. Nunca creí que hablara en serio porque su comportamiento era alegre, bromista y no podía dar crédito a sus palabras. Ahora me siento mal por no haber creído en él", afirma Susana Cruz.

Esta joven -"más o menos éramos novios, pero poco tiempo"-, vive en Puertollano en casa de sus tíos.

Susana señala que dejaron de salir con asiduidad porque se dejaron de gustar y que no lo había vuelto a ver desde diciembre pasado. La muchacha recuerda que cuando Juan Carlos hablaba de los motivos de sus intenciones suicidas hacía alusiones a que echaba de menos el poder estar más tiempo con su padre y que no se sentía suficienternente querido.

Hablaba muy bien el inglés

Domingo Valero, padre de Juan Carlos, apunta que la única explicación posible para la muerte de su hijo radica en el efecto que estaba produciendo en el muchacho los suspensos que había obtenido en las dos evaluaciones escolares en este curso, "cuando los años anteriores en los Salesianos sus notas eran de notable".Según el padre de Juan Carlos, el muchacho hablaba muy bien inglés, escribía a máquina, estaba especialmente dotado para la electrónica y, la mecánica, y en ningún momento dio en su casa muestras de depresión o quejas de ningún tipo. Domingo Valero apunta que su hijo, el pasado día 27 de febrero, al recibir las notas de cinco suspensos, "vino a la tienda y me dijo que no quería seguir estudiando. Yo le contesté que no se preocupara, que él no tenía ningún problema económico, que sólo tenía que hacer que comer, dormir y estudiar, y que ya se resolvería lo de las notas".

Domingo Valero habló con un profesor amigo suyo del citado instituto y acordaron que visitaría al tutor de su hijo, con quien habló para tratar del problema de estas notas. El tutor del muchacho, Eliodoro Bermejo, ha manifestado a este periódico que "el padre de Juan Carlos se mostró verdaderamente interesado por los estudios de su hijo, pero en ningún momento se planteó que las notas estuvieran provocando algún problema en el muehacho".

Según el tutor escolar, la tarde anterior a la muerte de Juan Carlos, éste habló con él para tratar sobre una exposición literaria que tenía quie realizar el joven precisamente hoy. Afirma Eliodoro Bermejo que el joven parecía completamente normal.

El director del instituto, Rafael Molinero Hernández, y el jefe de estudios, Eusebio Moreno, aseguran que en ningún momento se detectó que este joven tuviese algún tipo de problemas, se trataba de un muchacho comunicativo, capaz de relacionarse fácilmente no sólo con sus compañeros de curso sino con los de otros cursos, y en ningún momento se advirtieron signos depresivos o similiares.

La tarde anterior a su muerte Juan Carlos preparó su clase de matemáticas con otro compañero, José Antonio Muñoz, de la misma edad. Según éste, Juan Carlos "no le gustaba salir mucho de casa, salvo al campo, era sociable y no se sentía inferior a los demás en general por tener suspensos en algunas asignaturas".

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