Cartas al director

La OTAN, España y los abalorios

Parece que fue ayer cuando el PSOE, en plena campaña electoral, prometía la creación de 800.000 puestos de trabajo y la salida de España de la OTAN, e incluso la cancelación de las bases militares extranjeras en nuestro país.Hoy, los puestos de trabajo están desapareciendo, y en vez de crear lo prometido, se han perdido unos cientos de miles de puestos de trabajo. Y existen certezas morales de que las voluntades responsables del Gobierno de este país nos van a dejar en la OTAN, y con las bases norteamericanas, para los restos de nuestra historia.

En los inicios de la colonización de Áfr...

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Parece que fue ayer cuando el PSOE, en plena campaña electoral, prometía la creación de 800.000 puestos de trabajo y la salida de España de la OTAN, e incluso la cancelación de las bases militares extranjeras en nuestro país.Hoy, los puestos de trabajo están desapareciendo, y en vez de crear lo prometido, se han perdido unos cientos de miles de puestos de trabajo. Y existen certezas morales de que las voluntades responsables del Gobierno de este país nos van a dejar en la OTAN, y con las bases norteamericanas, para los restos de nuestra historia.

En los inicios de la colonización de África por los británicos, los antropólogos, faltando a la ética de la ciencia, hicieron un gran servicio a las fuerzas de colonización y de invasión en África, sirviendo en bandeja a las autoridades la forma y manera de destruir las viejas culturas para posesionarse de aquellas tierras.

Estados Unidos aprovechó la lección e hizo lo propio a nivel planetario. A los indígenas de cada territorio les ofrecían abalorios y cuentecillas de cristales variopintos. Las dádivas eran algo más costosas si los individuos sobornables tenían una jerarquía superior en las tribus o territorios a conquistar. Si se trataba de presidentes o Gobiernos de extensos territorios, estratégicos económica o militarmente, las dádivas o sobornos eran de abalorios más costosos: tanques, misiles, reactores, etcétera.

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En España la situación no es diferente. No hay diferencia de grado, sino de cantidad, más bases a cambio de aviones, tanques, misiles, etcétera, y a cambio, los españoles recibimos la seguridad y la alta probabilidad de la defensa de los valores occidentales en una probabilísima guerra nuclear europea.

La dignidad de la defensa de los valores humanos ha emigrado, sin esperanza de retorno, a otros planetas extraños. / .

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