Los beneficios de General Motors, Ford y Chrysler se situaran en unos 10.000 millónes de dólares durante este año

La industria automovilística norteamericana, que hace muy pocos años cerraba sus ejercicios anuales con fuertes pérdidas, vive ahora un auténtico boom, tras haber alcanzado en 1983 una cifra récord de beneficios, de 6.140 millones de dólares. Expertos de Wall Street esperan que los tres grandes del sector, General Motors, Ford, y Chrysler, podrían alcanzar en 1984 unos beneficios, después de impuestos, cercanos a los 10.000 millones de dólares, 1,5 billones de pesetas al cambio actual.Las ventas de coches y camiones durante los primeros 40 días del año en curso han movido de forma espectacular...

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La industria automovilística norteamericana, que hace muy pocos años cerraba sus ejercicios anuales con fuertes pérdidas, vive ahora un auténtico boom, tras haber alcanzado en 1983 una cifra récord de beneficios, de 6.140 millones de dólares. Expertos de Wall Street esperan que los tres grandes del sector, General Motors, Ford, y Chrysler, podrían alcanzar en 1984 unos beneficios, después de impuestos, cercanos a los 10.000 millones de dólares, 1,5 billones de pesetas al cambio actual.Las ventas de coches y camiones durante los primeros 40 días del año en curso han movido de forma espectacular al alza las previsiones de los expertos sobre los resultados de las distintas firmas del motor. Un elemento fundamental en la fiebre compradora parece residir en la recuperación económica general y en el optimismo de los consumidores. Las ventas de automóviles este año en Estados Unidos -fabricación local e importados- pueden alcanzar este año los 110,5 millones de unidades, muy, por encima de los 9,2 millones de 1983 y de los 8 millones vendidos en un año de crisis como fue 1932. Aquella cifra está, sin embargo, todavía lejos del récord de los 11,4 millones de unidades vendidas en 1973.

Fue precisamente en 1973 cuando los fabricantes comenzaron a sentir los efectos del primer choque petrolífero, que a la larga cambiaría la faz de la industria norteamericana del motor. Desde entonces, las grandes firmas han realizado su travesía del desierto durante los años duros de 1979 a 1982, de la que han salido para volver a los números negros gracias a una serie de medidas, de las cuales quizá la más importante haya sido el despido de decenas de miles de trabajadores.

Expertos conocedores del sector afirman que hoy los fabricantes norteamericanos pueden lanzar anualmente tantas unidades como en la época dorada de los setenta, pero con, aproximadamente, el 30% menos de plantilla. El sector emplea actualmente a 5 10.000 trabajadores fijos, frente a los 735.000 de 1978.

Los constructores han conseguido también importantes concesiones salariales del sindicato del automóvil, el UAWU, introduciendo como contrapartida nuevos esquemas de participación en beneficios.

Otros factores que han tenido que ver en la recuperación de los beneficios de 1983 han sido el aumento de los precios de los automóviles, básicamente debido a la desaparición de los descuentos y las ofertas especiales y a la ausencia del nivel de competencia de años pasados, merced a las restricciones impuestas a la importación de coches japoneses.

La fabricación de automóviles en 1983 fue un 33% más alta que en 1982, y los expertos estiman que el nivel del primer trimestre de 1984 puede ser un 40%. superior al del mismo período del año anterior.

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