Cartas al director

La historia de España

Vengo observando en distintos medios de comunicación un ataque frontal contra el programa de televisión Historia inmediata, de los más variopintos personajes, argumentando que es necesario ocultar la guerra civil; no estoy de acuerdo; más aún, me atrevería a calificarlos, sin ánimo de ofender, de cuasi analfabetos de la historia. Por ello, he decidido escribir unas líneas a fin de estimular una reflexión sobre la pasada, presente y futura historia de España, que nos catapulte a una paz vitalicia y que rompa con la antañona y trágica historia de España.España, desde tiempo inmemor...

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Vengo observando en distintos medios de comunicación un ataque frontal contra el programa de televisión Historia inmediata, de los más variopintos personajes, argumentando que es necesario ocultar la guerra civil; no estoy de acuerdo; más aún, me atrevería a calificarlos, sin ánimo de ofender, de cuasi analfabetos de la historia. Por ello, he decidido escribir unas líneas a fin de estimular una reflexión sobre la pasada, presente y futura historia de España, que nos catapulte a una paz vitalicia y que rompa con la antañona y trágica historia de España.España, desde tiempo inmemorial, ha sido un pueblo violento. La vida no se ha valorado en ninguna época de su historia. Miles y miles de españoles han muerto en la guerra; unas veces, por evitar ser conqusitados; otras, por haber sido ellos los conquistadores. Cuando no encontraban enemigo en el exterior, parece ser, que lo buscaban en el interior; de aquí las múltiples y continuas guerras: larguísimas como la Reconquista, reiterativas como las carlistas, fratricidas y terroríficas como la guerra más incivil de toda la historia de España, la de 1936.

Deben olvidar los españoles ya maduros el odio y la venganza de la guerra, que a nadie, absolutamente a nadie beneficia; pero las muertes en los frentes, los asesinatos en las retaguardias, los fusilamientos de la posguerra, y, en definitiva, los horrores de la guerra no deben ser ocultados a las generaciones que no conocimos la contienda; por el contrario, debe ser expuesto con realismo desde una temprana edad, para que no volvamos a cometer el mismo error que tan frecuentemente ha estado presente en la historia española.

El progreso de España debemos cimentarlo en la paz y la libertad; los problemas se solucionan dialogando, tolerando, cambiando, respetando; nunca recurriendo a las armas, a las que tan acostumbrados han estado nuestros antepasados: ello nos sumiría en la barbarie y en el caos. /

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