Tribuna:

Umbral y Madrid

Madrid tiene bandera e himno, incluso luna propia, objeto de lujo iluminado más que iluminador, sólo al alcance de ciudades isleñas. Nada de esto habría tenido la capital de España si Paco Umbral no se la hubiera inventado, hace ya bastantes años, por el procedimiento de atravesar la ciudad y descubrirla en su sesgo, palabra vieja que parece como recién nacida en boca de la nueva clase política. Primero había sido el Madrid casi intocado, desde Ramón de la Cruz a Arniches, y luego el Madrid épico, capital de resistencias, el Madrid que bien resiste los bombardeos, aquel Madrid en el que se pod...

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Madrid tiene bandera e himno, incluso luna propia, objeto de lujo iluminado más que iluminador, sólo al alcance de ciudades isleñas. Nada de esto habría tenido la capital de España si Paco Umbral no se la hubiera inventado, hace ya bastantes años, por el procedimiento de atravesar la ciudad y descubrirla en su sesgo, palabra vieja que parece como recién nacida en boca de la nueva clase política. Primero había sido el Madrid casi intocado, desde Ramón de la Cruz a Arniches, y luego el Madrid épico, capital de resistencias, el Madrid que bien resiste los bombardeos, aquel Madrid en el que se podía ir al frente en tranvía, en que se podía ir a la muerte y al heroísmo en tranvía.Esfuerzo del franquismo fue convertir aquel mito de la épica roja en un pedestal de cartón piedra para la colosal estatura de la dictadura, mientras la ética y la estética de lo oficial se fraguaban en los agasajos postineros de Chicote, con la crema de la intelectualidad. Unidad de destino en lo universal de Manhattan y Navalcarnero, en acertada metáfora de Cela, Umbral descubrió la capacidad simbólica y mitológica de otro Madrid o se la inventó. No está claro. No hay ciencia de base. Se admiten las dudas sobre si este Madrid de hoy existe en sí mismo o desaparece si Umbral se va a inventar La Coruña, por ejemplo, o el nacimiento del río Mundo, que está en Albacete.

Umbral ha historificado 100 años de un Madrid selectivamente colectivo, apellidado para interpretar su propia ficción, y lo ha hecho con su talento poético y un nuevo temple de poeta consentido que se mima porque va a cumplir los 50 y ésa es una edad que, de momento, no admite bromas. Pero un año después, cuando se cumplen los 51, ya se ha comprobado que las decenas son líneas imaginarias, como los ecuadores o los paralelos, líneas imaginarias que te trazan los otros, porque los otros son el infierno, según advertencia de Sartre insuficientemente asumida. Madrid cumple 100 años según Umbral, y Umbral 50 sin que nadie se haya atribuido hasta ahora tan pasajero atentado.

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