Concentraciones diarias desde hace un mes en la urbanización Los Sauces, de Aluche

El pasado jueves hizo un mes que comenzaron las concentraciones vecinales frente al número 122 de la calle de Tembleque, en la urbanización Los Sauces, del madrileño barrio de Aluche. Los vecinos de los 39 bloques restantes de la urbanización mantienen las concentraciones diarias en señal de protesta por la falta de calefacción. La manifestación se repite día tras día. El conflicto se inició a raíz de la decisión judicial, instada por los residentes de la finca número 122 de la calle Tembleque, de paralizar las obras de construcción de las chimeneas que debían evacuar los humos de las calderas...

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El pasado jueves hizo un mes que comenzaron las concentraciones vecinales frente al número 122 de la calle de Tembleque, en la urbanización Los Sauces, del madrileño barrio de Aluche. Los vecinos de los 39 bloques restantes de la urbanización mantienen las concentraciones diarias en señal de protesta por la falta de calefacción. La manifestación se repite día tras día. El conflicto se inició a raíz de la decisión judicial, instada por los residentes de la finca número 122 de la calle Tembleque, de paralizar las obras de construcción de las chimeneas que debían evacuar los humos de las calderas centrales de la urbanización, que se apoyan en la estructura del edificio del número citado.

A pesar del tiempo transcurrido, la situación permanece inalterable. Los vecinos de la urbanización se concentran delante de la finca, encienden hogueras, corean canciones de protesta, silban, abuchean y algunos insultan a los que entran en el bloque, y luego se marchan a sus casas. "Esto no es vivir. Hemos hablado con el gobernador, con la Moncloa, con el Defensor del Pueblo, y todo sigue igual", explica una de las ocupantes del bloque de viviendas que, diariamente, antes de la hora de la cena, es objeto de las iras vecinales.El gobernador de Madrid, Jose María Rodríguez Colorado, ha reconocido que "el tema es de difícil sollación". Por un lado, los vecinos de la calle de Tembleque dicen que les han llegado a lanzar balas de goma y que viven bajo una gran tensión. Por otra parte, el resto de los vecinos argumenta que desde el pasado mes de diciembre no disponen de calefacción por culpa de los habitantes de un sólo bloque, lo que obliga a 1.200 familias a sufrir los efectos del frío.

Según el gobernador, de los informes que recibe de la policía, que permanentemente tiene que vigilar la finca, se desprende que no ha habido incidentes graves. Esta versión es desmentida de forma tajante por los vecinos del inmueble en cuestión. Rodríguez Colorado manifestó que los representantes de los vecinos de los otros bloques habían solicitado por escrito concentrarse a diario en la zona. El temor a que la actuación de la fuerza pública contra un grupo formado por hombres, mujeres y niños produjera unos efectos multiplicadores del conflicto, y los tranquilizadores informes policiales, son las causas de que, por el momento, no se haya intervenido.

Dos años de conflicto

El conflicto comenzó hace años, cuando los vecinos del número 122 de la calle de Tembleque comenzaron a protestar por los calores y el deterioro causado por la chimenea de las calderas centrales de calefacción, adosada a la estructura de su edificio. Como medida de presión decidieron no pagar los recibos de los gastos conjuntos de la urbanización. La junta de presidentes de los bloques presentó una denuncia por impago, que fue respondida por los vecinos de la finca con otra denuncia, al considerar que no había servidumbre de chimenea, por lo que solicitaban que se quitara.Las revisiones efectuadas por el Ayuntamiento de Madrid y la Delegación Provincial de Industria confirmaron que la chimenea no era adecuada, por lo que se apercibió incluso de cierre. Con el silencio del presidente de la comunidad de Tembleque 122, que prefirió no manifestarse, la junta de presidentes acordó la sustitución de la chimenea por otras dos metálicas.

Tras una inversión de ocho millones de pesetas, y cuando las chimeneas estaban a punto de ser conectadas a las calderas para poder poner en funcionamiento la calefacción, los vecinos del número 122 consiguieron un interdicto judicial para paralizar las obras. Ante esta decisión judicial, los demás vecinos presentaron un recurso sobre el que, hasta el momento, el juez no se ha pronunciado.

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