Rectificaciones a García Márquez

En relación con el artículo publicado por ustedes el pasado día 18 de enero de 1984, titulado Variaciones y firmado por su habitual colaborador Gabriel García Márquez, quería hacerles, mejor dicho, querría hacérsela al señor García Márquez, alguna puntualización para que mejorara en sus conocimientos musicales.Resulta increíble el desconocimiento del señor García Márquez y rápida, pero modestamente, voy a sacarle de sus errores.

1. Lo que para él sigue llamándose Sinfonía de los juguetes, y, además, atribuye su paternidad a Haydn, no es otra cosa que unos movimiento...

En relación con el artículo publicado por ustedes el pasado día 18 de enero de 1984, titulado Variaciones y firmado por su habitual colaborador Gabriel García Márquez, quería hacerles, mejor dicho, querría hacérsela al señor García Márquez, alguna puntualización para que mejorara en sus conocimientos musicales.Resulta increíble el desconocimiento del señor García Márquez y rápida, pero modestamente, voy a sacarle de sus errores.

1. Lo que para él sigue llamándose Sinfonía de los juguetes, y, además, atribuye su paternidad a Haydn, no es otra cosa que unos movimientos entresacados de una obra llamada La Casación, de don Leopoldo Mozart, el padre de ese señor que su amigo dice que no existe. Esta obra, hasta hace bastantes años, se le atribuía al padre de la sinfonía, señor Haydn, pero está demostrado que es de don Leopoldo.

2. El señor Haydn y sus 20 o 30 músicos no querían plantearle al príncipe de Esterhazy reivindicaciones económicas, sino que querían recordarle que tenían derecho a vacaciones y a descansar, de modo que compuso su famosa sinfonía núm. 45, La despedida, e incluyó en el último movimiento una coda de más de 100 compases y, al acabar cada instrumentista su parte, apagaba la vela del atril y abandonaba éste dejando al final, efectivamente, la sala a oscuras para que el príncipe se percatara de la situación a la que estaba sometiendo a su orquesta. /