Reportaje:Animales

El galgo español

Procedentes de Africa, o tal vez de Egipto, con el tiempo se han formado tres variantes de esta especie en nuestro país: el andaluz, el castellano y el norteño

El galgo español, es, sin duda, el mejor representante de los lebreles. Aunque los orígenes de perro tan extraordinario no han podido ser fijados con la suficiente certeza y exactitud; y así, mientras algunos afirman que procede de las lejanas tierras de Oriente, desde las que nos llegó hace ya muchos miles de años, otros estudiosos de la cinofilia aseguran que se trasladó a tierras españolas procedente de África.La realidad es que animales muy parecidos a nuestros perros galgos se han encontrado representados en bajorrelieves babilónicos y tebanos, y, además, en Egipto la raza poseía ya una d...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El galgo español, es, sin duda, el mejor representante de los lebreles. Aunque los orígenes de perro tan extraordinario no han podido ser fijados con la suficiente certeza y exactitud; y así, mientras algunos afirman que procede de las lejanas tierras de Oriente, desde las que nos llegó hace ya muchos miles de años, otros estudiosos de la cinofilia aseguran que se trasladó a tierras españolas procedente de África.La realidad es que animales muy parecidos a nuestros perros galgos se han encontrado representados en bajorrelieves babilónicos y tebanos, y, además, en Egipto la raza poseía ya una deferencia muy marcada, y parece demostrar lo que consignamos el que se han podido encontrar muchas momias de galgos a las que se ha demostrado antigüedad de más de 1.900 años antes de Cristo.

El primer estudio serio que sobre los galgos se conoce fue escrito por Arriano, que, aunque era griego de nacimiento, adquirió la, ciudadanía romana y dedicó buen número de sus horas a la investigación seria del comportamiento de los galgos en la carrera y competiciones, llegando incluso a aconsejar sobre los mejores métodos de crianza, educación y cruces para la obtención de ejemplares dotados de estimable velocidad y buen comportamiento.

Uno de los mejores momentos para estos perros en España coincide con la Edad Media, siendo en ella utilizados para la caza. Curiosamente, en esta afición coinciden tanto los poderosos como el pueblo. El principal motivo es la gran abundancia de liebres y la facilidad que presentan estos perros para acosarlas. Esto les convierte en los canes preferidos del momento.

España, dicen los entendidos, tiene tres tipos de galgos: el andaluz, el castellano y el norteño. Los del sur son los más finos y estilizados; los castellanos, algo más pequeños en su porte, y los del norte, todavía menores. Todos estos datos, aparentemente importantes a la hora de fijar el estándar, en realidad no fueron tenidos en cuenta para nada, y en nuestros viajes hemos podido ver en todas partes galgos grandes y pequeños, esbeltos y pesados. Lo único que ha contado ha sido su velocidad, y para ello, necesariamente, se han buscado los animales de buena capacidad de tórax, de arco óptimo en la línea dorso-lumbar y fuertes y magros miembros.

Nos interesa dejar claro que cuando hablamos de velocidad lo hacemos refiriéndonos exclusivamente a la caza, ya que para la carrera en canódromo es más adecuado el galgo inglés.

Aparte de lo reseñado, los galgos tienen cabeza larga y afilada, de largas mandíbulas, fuertes y rectas. El cráneo es largo y estrecho. Los ojos, pequeños, de color castaño y expresivos. Las orejas, pequeñas, altas en su implantación y orientadas hacia atrás.

El cuello es largo y musculoso, con tendencia a arquearse. El lomo, poderoso con grupa caída. La cola es larga y fina. Los miembros, enjutos y bien musculados. El pelo, áspero y fuerte. Espeso, leonado y blanco veteado.

No aconsejamos su permanencia en un apartamento, salvo salidas al campo diarias.

Archivado En