Las hijas de Marey, contra la utilización partidista del secuestro de su padre
Las hijas de Segundo Marey, ciudadano español, de 51 años, secuestrado el pasado lunes en Hendaya (Francia) por unos desconocidos, han criticado a ETA Militar y a los grupos afines de Herri Batasuna por utilizar el secuestro de su padre con fines propagandísticos.Agnes y Pascal Marey han censurado particularmente las recientes manifestaciones apoyadas por HB en las que el nombre de su padre aparece asociado con los de los dos refugiados vascos, supuestamente relacionados con ETA Militar, que desaparecieron en Bayona hace más de 50 días.
Los participantes en estas manifestaciones, convoc...
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Las hijas de Segundo Marey, ciudadano español, de 51 años, secuestrado el pasado lunes en Hendaya (Francia) por unos desconocidos, han criticado a ETA Militar y a los grupos afines de Herri Batasuna por utilizar el secuestro de su padre con fines propagandísticos.Agnes y Pascal Marey han censurado particularmente las recientes manifestaciones apoyadas por HB en las que el nombre de su padre aparece asociado con los de los dos refugiados vascos, supuestamente relacionados con ETA Militar, que desaparecieron en Bayona hace más de 50 días.
Los participantes en estas manifestaciones, convocadas por las gestoras pro amnistía o por organizaciones de los refugiados vascos en Francia, vitorearon a ETA Militar y a la lucha armada, y los familiares del secuestrado temen que la opinión pública y, sobre todo, los propios secuestradores extraigan la impresión de que Segundo Marey está relacionado con actividades terroristas. Por el contrario, el secuestrado, según han manifestado sus familiares, es una persona que rechaza la violencia y cuyas simpatías políticas se dirigen hacia el Partido Socialista Francés (PSF).
El secuestro ha conmocionado a la opinión pública de la región vasco-francesa, ya que la víctima no es en este caso un refugiado, sino un ciudadano establecido en ese país desde hace décadas.
La llegada al País Vasco francés de dos nuevos contingentes de las fuerzas antidisturbios de la policía gala, los CRS (Compañías Republicanas de Seguridad), reflejan el clima de incertidumbre que respira buena parte de la población de la zona, especialmente aquella que se relaciona con los refugiados vascos.