Editorial:

Crisis de los conservadores en Japón

JAPÓN ES un país de contextura singularmente honesta. Lo ha sido hasta el absurdo, hasta la monstruosidad, en su antigua sociedad militarista; lo es hoy en el enorme esfuerzo de prestación de servicios civiles, en el concepto del trabajo, en los sentimientos de ayuda mutua y cortesía con el otro. Este giro de un concepto de la honestidad guerrera a otro de la honestidad civil le ha dado la prosperidad que todavía conoce. Por eso, un grave asunto de corrupción en el Estado y en el partido mayoritario, el Partido Demócrata Liberal (conservador) ha terminado produciendo la actual crisis y la diso...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

JAPÓN ES un país de contextura singularmente honesta. Lo ha sido hasta el absurdo, hasta la monstruosidad, en su antigua sociedad militarista; lo es hoy en el enorme esfuerzo de prestación de servicios civiles, en el concepto del trabajo, en los sentimientos de ayuda mutua y cortesía con el otro. Este giro de un concepto de la honestidad guerrera a otro de la honestidad civil le ha dado la prosperidad que todavía conoce. Por eso, un grave asunto de corrupción en el Estado y en el partido mayoritario, el Partido Demócrata Liberal (conservador) ha terminado produciendo la actual crisis y la disolución de la Dieta (conjunto de la Cámara de Consejeros y la de Representantes: alta y baja) que habrá de renovarse en las elecciones generales anticipadas convocadas para el 18 de diciembre (los plazos reglamentarios para la campaña electoral).El escándalo de corrupción tuvo un protagonista trascendental: Tanaka, que fue primer ministro y presidente del partido, creador de la línea política y poderoso aún, hasta el punto de que el actual primer ministro, Nakasone, es de su camada. Se vio envuelto en el caso internacional de la Lockheed, la multinacional de aviación que sobornó gobemantes donde pudo para facilitar sus ventas. La honestidad japonesa ha llevado el asunto hasta la condena de Tanaka a cuatro años de cárcel y una elevada multa, aunque el partido en el poder ha tratado todo el tiempo de tender sobre Tanaka la protección parlamentaria y gubernamental. Aun teniendo mayoría suficiente en la Cámara de Representantes, el PDL se ha visto bloqueado por la dureza de la oposición, conducida principalmente por la minoría socialista, y por las formaciones menores (Komeito, comunistas, socialdemócratas, Nuevo Club Liberal, Partido Socialista Unificado y 11 independientes). La situación era aguda desde la sentencia contra Tanaka el 12 de octubre, pero se venía fraguando desde el descubrimiento del escándalo y el procesamiento de Tanaka. El partido se ha visto dividido y subdividido por la cuestión. Nakasone no podía quedar itidemne; y ni siquiera la reciente visita de Reagan a Tokio ha podido ayudarle.

En tomo a este asunto hay otros más. Hay una recesión económica provocada por la crisis del petróleo; no sólo en la nueva carestía para su industria, sino en el cierre paulatino de mercados exteriores, en las medidas proteccionistas de los países compradores, alcanzados a su vez por la crisis general y por la agresividad del dólar. Está la tensión nuclear en un pueblo sensibilizado porque hasta ahora ha sido el único de la historia que ha conocido el átomo de guerra, la amenaza soviética de volver parte de sus misiles hacia Asia y la obligatoriedad de seguir la política de Reagan, en lo económico y en lo militar.

Son muchas cosas las que hay en juego. Pero esto no quiere decir que vaya a terminar el largo periodo de Gobiemo conservador. El PDL fue instalado durante la ocupación americana, bajo la cual se promulgó también la Constitución (1947) y estaba inscrito en una política global de Washington para los países vencidos y su reconstrucción moral, fue la que llevó al poder a los democristianos en Alemania y en Italia. El Partido Liberal Demócrata comenzó a gobernar en 1948, bajo el virreinato de Mac Arthur y luego bajo el de Ridgeway: no eran hombres blandos y fueron ellos los que determinaron la exclusión de izquierdistas de los cargos públicos y dictaron las normas de rearme. Desde entonces, ese partido no ha perdido el poderjamás. Lleva en él 35 años. Por eso es difícil pronosticar que vaya a perderlo del todo en estas elecciones: tiene una respetable tradición y puede no, producirse la ruptura histórica. Pero puede perder la mayoría absoluta. Para presentarse a las elecciones está obligado a hacer una depuración interna, y eso le puede privar de algunos feudos. Si pierde unos 30 diputados, ha perdido también la mayoría y se abre ante él -y ante Japón- un período de inseguridad, una necesidad de pactos y alianzas y coaliciones. Y, desde luego, un nuevo candidato a la presidencia del Gobierno -después de ser elegido presidente del partido- que no esté en la línea Tanaka-Nakasone. Podría haber un corrimiento de tierras, como se dice en lenguaje electoral, que diera el pase a la izquierda moderada, pero en estos momentos no parece probable.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En