Tribuna:SPLEEN DE MADRID

Suárez

Ya es todo un number titular así, Suárez, cuando el conde andaba perdido en sus condados, Parece que, de perdido, nada. Suárez y su partido pueden ser, ahora, la derecha / izquierda, el centrismo al servicio del socialismo, la venda antes de la herida, la cosa que tapone el progreso de la derecha en el próximo juego electoral. Adolfo Suárez puede empapar unos miles / millones de votos, que luego irían al PSOE, secando así las posibilidades de la derecha / derecha. Estamos en plena orgía reformista y hay reformistas de derechas y reformistas de izquierdas, que llama uno al portero...

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Ya es todo un number titular así, Suárez, cuando el conde andaba perdido en sus condados, Parece que, de perdido, nada. Suárez y su partido pueden ser, ahora, la derecha / izquierda, el centrismo al servicio del socialismo, la venda antes de la herida, la cosa que tapone el progreso de la derecha en el próximo juego electoral. Adolfo Suárez puede empapar unos miles / millones de votos, que luego irían al PSOE, secando así las posibilidades de la derecha / derecha. Estamos en plena orgía reformista y hay reformistas de derechas y reformistas de izquierdas, que llama uno al portero automático, Con la fiebre del sábado noche, y se encuentra, una vez en el piso, con la orgía reformista, cambio de parejas, tertulias políticas de señores conocidos, sólo que en bolas, y un Don Quijote de porcelana al que le han colocado las banderas, que hace años dibujó Sabino Arana, o sea la ikurriña. Reformista dé izquierda / derecha, Adolfo Suárez, duque de lo mismo, lo que quiere, al parecer, es continuar su brillante campaña política reiniciada en Hispanoamérica, casi "vestido de relámpago" por el PSOE, cual Lautaro, como enviado especialísimo. Desde el psocialista Obiols hasta el telva / Verstrynge, parecen de acuerdo en que Suárez es el hombre / girándula. Vamos a ver. Estaba yo en el Palace, que se presentaba una Historia del antifranquismo, y los presentadores eran como media docena bien surtida: Ruiz-Giménez, Sánchez Montero, mucho personal y hasta Tierno, que no se presentó. Me voy al bar a chupar una wodka (la wodka del Palace se nota que es del Palace), y en seguida el Duque de Alba, que si has recibido la carta de Cayetana, que a cuál de las guerras has venido (había otras en el hotel, esa tarde), que cómo estás, que nosotros hemos vuelto a Ibiza, y en este plan. De nada vale hacer historias del antifranquismo, admirado Tuñón de Lara, porque luego surge un chico que empezó de flecha, Adolfo Suárez, y ahora resulta que Felipe González lo necesita como escudo contra Roca / Garrigues, y si Adolfo se mueve bien, o sea a su manera, tipo Lucién de Rubempré, se lleva los votos indecisos o melancólicos y se viste de púber canéfora para ofrendarle el acanto al presidente. Rubén Darío, desde el busto de la plaza de su nombre, sonreirá en bronce, complacido. Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda. Madrid es un balanceo entre La Tempranica de Romea (reposición) y el rock / punk de Spear of Destiny. Entre lo uno y lo otro, entre la nostalgia zarzuelera y el masallá rockero, Pitita Ridruejo me invita al Rastrillo / 83, que encima está en mi barrio, o sea que tendré que ir. Eduardo II de Inglaterra en el María Guerrero. Por la obra de Marlowe / Brecht se ve que lo que le faltó a Eduardo II, en su siglo, fue un Adolfo Suárez. Las para todas. Don Manuel Laraña, de la Seguridad Social de Barcelona, me invita a participar en un jurado literario. Parece que los catellanos aún tenemos algo que hacer en Catalunya, al menos Adolfo y yo. Allí estaremos. Madrid, ya digo, es una fiesta de tempranicas, pititas y punkitas, en tanto que los socialistas catalanes se han inventado un invento para descabalgar a Roca y Garrigues. Lo siento por dori Miquel y me afecta el tema, pero juraría que Suárez tiene más pegada. En cuanto a Antonio, para los sanisidros nos escribimos otro sainete y a vivir. Fernando Díaz-Plaja me dedica un libro suyo y por fin me entero de en qué consistió el siglo XIX. Motines, pronunciamientos, asonadas y Tejeros. Una cosa como el XX, pero sin Suárez, que le mete mucho más diabolismo al rollo. Al siglo XIX se ve que le falta algo: Adolfo Suárez. El socialismo no podía prescindir de una sustancia tan dúctil y maleable. Va a ser el secante de la derecha/ derecha. La Tempranica, a tope de público.

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