Cartas al director

El patrimonio sindical

Nadie, en conciencia, puede negar que el patrimonio histórico existente en 1936 pertenece a los sindicatos que entonces fueron expoliados, como son los casos de UGT, CNT y otros muy minoritarios de ámbito regional. En cambio, el patrimonio acumulado durante casi 40 años -que es infinitamente mayor- no pertenece a ningún sindicato de entonces ni de ahora, ni mucho menos a ninguna organización patronal.En varias ocasiones -y todavía siguen poniendo el cazo-, la CEOE reivindicó el 85% de dicho patrimonio en razón de su mayor aportación a la cuota sindical. Este argumento, aparte de su falacia, ca...

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Nadie, en conciencia, puede negar que el patrimonio histórico existente en 1936 pertenece a los sindicatos que entonces fueron expoliados, como son los casos de UGT, CNT y otros muy minoritarios de ámbito regional. En cambio, el patrimonio acumulado durante casi 40 años -que es infinitamente mayor- no pertenece a ningún sindicato de entonces ni de ahora, ni mucho menos a ninguna organización patronal.En varias ocasiones -y todavía siguen poniendo el cazo-, la CEOE reivindicó el 85% de dicho patrimonio en razón de su mayor aportación a la cuota sindical. Este argumento, aparte de su falacia, carece de toda base legal, porque los desembolsos efectuados por los empresarios para dicha cuota sindical obligatoria nunca salieron de sus bolsillos, sino que -juntamente con el total de las cotizaciones a la Seguridad Social- fueron cargados sobre los precios de coste, por lo que fueron pagados por todos los españoles; así pues, el 85% de tan sustancioso patrimonio corresponde por derecho propio a la sociedad española en general.

Lo más justo y beneficioso para el país es que dicho patrimonio pase a ser de utilidad pública. Y para mayor eficacia y mejor ejemplo, dedicar su valor en pesetas contantes y sonantes a un fin muy concreto: como, por ejemplo, la lucha contra el desempleo, pues con un tercio de billón se pueden crear bastantes puestos de trabajo o, lo que es lo mismo, conceder préstamos a muy bajo interés a los trabajadores en paro que, individualmente o en cooperativas, quieran trabajar por su cuenta. Incluso destinando esos cientos de miles de millones para la compra de los aviones del programa FACA es más rentable que regalar el patrimonio a los que lo exigen, sin ningún derecho, para instalarse en sustuosos despachos con aire acondicionado /

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