Varios obispos propugnan en el Sínodo la idea de buscar otra definición de pecado

En el Sínodo de Obispos está surgiendo con fuerza la idea, subrayada por muchos de los representantes, sobre todo del Tercer Mundo, de dar una definición nueva del pecado, y sobre todo del pecado grave, hasta el punto que ha habido obispos que han propuesto la diferencia entre pecado grave y pecado mortal.

No se trata sólo de una definición teórica, más ajustada a la nueva cultura del hombre de hoy. Los padres sinodales han pedido también que se prepare una nueva lista de pecados, más acorde con la sensibilidad del hombre de. hoy. Por ejemplo, según ha indicado el a...

En el Sínodo de Obispos está surgiendo con fuerza la idea, subrayada por muchos de los representantes, sobre todo del Tercer Mundo, de dar una definición nueva del pecado, y sobre todo del pecado grave, hasta el punto que ha habido obispos que han propuesto la diferencia entre pecado grave y pecado mortal.

No se trata sólo de una definición teórica, más ajustada a la nueva cultura del hombre de hoy. Los padres sinodales han pedido también que se prepare una nueva lista de pecados, más acorde con la sensibilidad del hombre de. hoy. Por ejemplo, según ha indicado el arzobispo de Palermo, cardenal Papalardo, sería importante que el Sínodo emitiera una lista de los pecados más graves, cuya absolución tenga que ser precedida de una reparación seria y pública, como se hacía en los primeros siglos del cristianismo.

Sobre esto han insistido varios obispos en el Sínodo, que consideran un escándalo para el pueblo de Dios ver a dictadores que pisotean los más elementales derechos públicos, a hombres de negocios que no respetan las leyes financieras y se ven envueltos en escándalos graves y públicos, se acerquen tranquilamente a confesar y comulgar sin una reparación pública.

Así, en el nuevo catecismo italiano figuran ya como pecados defraudar al fisco, evadir capitales o conducir peligrosamente una moto.