El Sínodo de Obispos rememora en Roma a Pío XII y Juan XXIII

Pío XII vio el problema de la paz "como armonía de justicia y de caridad", y durante sus 19 años de pontificado fue "un valeroso defensor y apasionado servidor de la paz", dijo ayer Juan Pablo II ante el Sínodo de Obispos, durante un acto solemne para conmemorar el 25º aniversario de la muerte del papa Pacelli y de la elección de Juan XXIII. De éste afirmó el papa Wojtyla que había sido "un pastor dulce, sereno, iluminado, que ha dejado una huella indeleble en la historia de la Iglesia".

Ha sido Juan Pablo II quien ha querido que los padres sinodales dedicaran toda la mañana ...

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Pío XII vio el problema de la paz "como armonía de justicia y de caridad", y durante sus 19 años de pontificado fue "un valeroso defensor y apasionado servidor de la paz", dijo ayer Juan Pablo II ante el Sínodo de Obispos, durante un acto solemne para conmemorar el 25º aniversario de la muerte del papa Pacelli y de la elección de Juan XXIII. De éste afirmó el papa Wojtyla que había sido "un pastor dulce, sereno, iluminado, que ha dejado una huella indeleble en la historia de la Iglesia".

Ha sido Juan Pablo II quien ha querido que los padres sinodales dedicaran toda la mañana de ayer a celebrar a estos dos grandes papas de la historia moderna de la Iglesia. El cardenal Siri, arzobispo de Génova, una de las figuras más inteligentemente conservadoras de la Iglesia, gran paladín del majestuoso Pío XII y gran crítico del Concilio Vaticano II, fue el encargado por el papa Wojtyla de trazar el perfil del Pontífice noble y diplomático.

El arzobispo de Viena, cardenal Koenig, habló de la figura tan diversa del Papa campesino, el Papa del Concilio Vaticano II, de quien se había llegado a decir que era un Papa "que había cambiado el mundo".

El cardenal Siri, gran defensor de la tradición de la Iglesia, hizo una defensa apasionada de Pío XII afirmando que cuando "se trataba de defender a Cristo" no le importaban las discrepancias de los otros. Siri defendió los "silencios" papales durante los años feroces del nazismo, diciendo que se había tratado de un "gesto de sabiduría" para evitar males mayores.

Siri añadió que sin el magisterio y la obra de Pío XII "no se sabe lo que hubiera podido ser el Concilio Vaticano II".

Por su parte, el cardenal Koenig afirmó que "con Pío XII se acabó una época de la historia de la Iglesia", y que con Juan XXIII "se abrió una nueva era de diálogo con todos los hombres, aun los no creyentes".

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