La situación de pobreza del centro de Galicia está motivada por decisiones políticas ajenas a los profesionales

Una dramática insuficiencia de personal, que limita la utilización de los medios técnicos asignados y hace inviable cualquier proyecto de ampliación del horario de emisiones, es el más importante de los muchos problemas que afronta el centro regional de Televisión Española en Galicia para atender a una clientela mayoritariamente asentada en las áreas rurales, que en un no despreciable porcentaje depende del televisor como principal y en ocasiones única fuente de acceso a la información sobre su propio país. El actual director, Alexandre Cribeiro, confiesa no poder garantizar siquiera, en las a...

Una dramática insuficiencia de personal, que limita la utilización de los medios técnicos asignados y hace inviable cualquier proyecto de ampliación del horario de emisiones, es el más importante de los muchos problemas que afronta el centro regional de Televisión Española en Galicia para atender a una clientela mayoritariamente asentada en las áreas rurales, que en un no despreciable porcentaje depende del televisor como principal y en ocasiones única fuente de acceso a la información sobre su propio país. El actual director, Alexandre Cribeiro, confiesa no poder garantizar siquiera, en las actuales circunstancias, la continuidad de la programación que, con carácter experimental, puso en antena el pasado mes de junio.

Los orígenes de la situación de carencia del centro regional de Galicia, aparentemente contradictoria con la elevada nómina de personal del Ente Público en su conjunto, habría que buscarlos en la peculiar filosofía que informó la creación de los centros regionales. Para Jose Sabell -representante sindical de los trabajadores de televisión en Galicia-, los centros -y el gallego en particular- son la consecuencia de decisiones políticas en las que. poco o nada tuvieron que ver las consideraciones de tipo profesional.La arbitrariedad, el amiguismo y el nepotismo fueron, en general, los criterios de una política de contratación perfectamente desconectada de la cobertura de las necesidades reales del centro, al que sólo una tercera parte del personal actual tuvo acceso por procedimientos absolutamente regulares, según Sabell.

"Cada centro", explica el delegado de personal, "tuvo su propia dinámica de bola de nieve por la que se explican las diferencias de plantilla entre unos y otros. Cada director se rodeaba de un determinado número de colaboradores de confianza, que, pasado un tiempo, regularizaban sq anómala situación para pasar a formar parte de la plantilla. Aquí, el centro empezó a funcionar con siete personas, y posteriormente se produjeron, por vía de traslado, cinco incorporaciones más. El resto es una consecuencia de la bola de nieve.

Tres directores en 12 años

Inaugurado el 25 de julio de 1971 por el entonces ministro de Información y Turismo, Alfredo Sánchez Bella, el centro de Televisión Española en Galicia ha tenido hasta el momento tres directores -Luis Mariñas, Eugenio Pena y el actual, Alexandre Cnibeiro- aunque la etapa más larga y conflictiva coincidió con el período de dirección de Pena, entre 1976 y febrero de 1983. Eugenio Pena, que llegó a ser acusado por buena parte de los intelectuales y políticos gallegos de poner al servicio de intereses particulares la televisión pública gallega, protagonizó una polémica gestión, al incorporar al centro a varios de sus familiares.

Alexandre Cribeiro, un escritor "nacionalista y de izquierdas" según su propia autodefinición, encontró al sustituir a Pena, el pasado 6 de febrero, un centro "en situación de precariedad absoluta. El panorama", explica el actual director, "incluía una plantilla dividida en bandos, con una fuerte influencia familiar de mi predecesor, un cumplimiento de horarios perfectamente viciado y unas cotas de profesionalidad desaprovechadas".

Pese a haber puesto en mancha una nueva programación que supone un intento de ampliar y diversificar los contenidos anteriormente limitados en la práctica a un informativo diario y un espacio deportivo semanal, Cribeiro no ha logrado superar las dificultades técnicas, y funda" mentalmente de personal, que condicionan la actividad del centro. Telexornal, el informativo que sucedió a Panorama de Galicia, sigue arrastrando el lastre de un exceso de filmados de archivo como obligada sustitución de una, por ahora, imposible información directa a pie de obra. Cribeiro espera solucionar parcialmente esta carencia con la instalación de dos enlaces terrenos en Vigo y La Coruña, y, a más largo plazo, con la dotación de vídeos a algunas de las corresponsalías. Actualmente, el procedimiento habitual consiste en el envío de las películas a Santiago; que dificulta la ofertade información del día con soporte visual directo.

La falta de personal también impide la utilizáción de medios que podrían compensar estas carencias técnicas, como una unidad móvil compartida con el centro regional de Asturias, que permanece fuera de uso por no disponer de un número mínimo de técnicos para atenderla.

Principios dramáticos

En el terreno de lo posible, el actual director ha optado por hacer un uso intensivo del pequeño estudio instalado en los locales que el Ayuntamiento de Santiago cedió hace algunos años a TVE en el palacio de Rajoy, para desarrollar una programación vertebrada por, los debates, los programas monográficos y algún tímido intento de dar tratamiento televisual a representaciones de grupos teatrales gallegos. La producción dramática continuada sólo parece posible, en cualquier caso, si en el plazo de dos años estuviese construido, según las previsiones, un amplio edificio propio para el centro en las proximidades de Santiago.

Un mejor servicio del centro gallego a la programación nacional exigiría, por otra parte, la ampliación de la plantilla hasta contar con dos turrios de trabajo. "Sin ir a una plantilla exagerada", dice el delegado de personal, José Sabell, "sí habría que ampliarla lo suficiente para conseguir este objetivo. Evitaríamos superar sistemáticamente, como viene sucediendo, las 35 horas de trabajo semanales".

La utilización exclusiva delgallego como vehículo informativo en la programación no ha provocado ninguna de las reacciones contrarias que se temían por parte de una audiencia que Alexandre Cribeiro. considera fundamentalmente caripesína, a juzgar por la procedencia de las cartas y llamadas telefónicas que se reciben. "Por el contrario", concluye el director, "las únicas protestas que nos llegan son las de la gente que pregunta por qué algunos entrevistados hablan a veces en castellano. Respondemos que no se puede coartar a nadie su derecho a expresarse en la lengua que prefiera".