Cartas al director

Obstáculos para un inválido

Soy inválido y licenciado en paro, y tuve la osadía de presentarme a las últimas oposiciones a catedrático de Filosofía de instituto, celebradas en Granada. El lugar de celebración de estas oposiciones era la facultad de Filosoria y Letras, un edificio nuevo al que sólo se puede acceder bajando o subiendo unas grandes escaleras.El tribunal de las oposiciones estaba al corriente desde el primer día de mis dificultades para subirlas, pero no consideró necesario tomarse la más mínima molestia para solucionar el problema (ya que el problema, según su criterio, consistía en que yo, siendo cojo, me ...

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Soy inválido y licenciado en paro, y tuve la osadía de presentarme a las últimas oposiciones a catedrático de Filosofía de instituto, celebradas en Granada. El lugar de celebración de estas oposiciones era la facultad de Filosoria y Letras, un edificio nuevo al que sólo se puede acceder bajando o subiendo unas grandes escaleras.El tribunal de las oposiciones estaba al corriente desde el primer día de mis dificultades para subirlas, pero no consideró necesario tomarse la más mínima molestia para solucionar el problema (ya que el problema, según su criterio, consistía en que yo, siendo cojo, me había atrevido a presentarme al examen).

Así pues, tuve que arrastrarme por el suelo para subir y bajar unos 40 escalones en el primer examen. Cuál no sería mi sorpresa al descubrir que la segunda prueba la habían trasladado más arriba aun, lo que me obligó a subir, sentado y arrastrándome, otros 30 escalones, mientras un compañero me subía la silla de ruedas y los libros.

A través del secretario del tribunal se me hizo saber que la única opción que me cabía era asumir mi situación, o lo que es lo mismo, aceptar sin rechistar la violencia de las barreras físicas que ellos oponían al cumplimiento de mis derechos, violencia justificada desde unos planteamientos, según los cuales, un tullido no puede ni siquiera intentar acceder, en igualdad de condiciones con otras personas normales, a un puesto docente.

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A los ciudadanos lisiados que hemos de, enfrentamos a estos paladines reaccionarios de la ley del más fuerte, la igualdad de derechos garantizada por la Constitución nos suena a puro camelo./

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