Siete muertos en el asalto terrorista armenio contra la Embajada de Turquía en Lisboa

Siete muertos y tres heridos es el balance del asalto de la embajada de Turquía en Lisboa, perpetrado durante la mañana de ayer por un comando armenio formado por cinco individuos provistos de armas automáticas y granadas de mano. En París, el Ejército Revolucionario Armenio (ERA) se responsabilizó de la acción terrorista.

Todos los miembros del comando murieron, cuatro de ellos carbonizados en el incendio que siguió a la explosión de una bomba de mano en el interior de la residencia del embajador. También murió la esposa del encargado de negocios turco en Portugal, señora de Osturk, a ...

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Siete muertos y tres heridos es el balance del asalto de la embajada de Turquía en Lisboa, perpetrado durante la mañana de ayer por un comando armenio formado por cinco individuos provistos de armas automáticas y granadas de mano. En París, el Ejército Revolucionario Armenio (ERA) se responsabilizó de la acción terrorista.

Todos los miembros del comando murieron, cuatro de ellos carbonizados en el incendio que siguió a la explosión de una bomba de mano en el interior de la residencia del embajador. También murió la esposa del encargado de negocios turco en Portugal, señora de Osturk, a consecuencia de las quemaduras sufridas, y un policía ¡uso de servicio en la representación, según confirmó el ministro del Interior portugués, Eduardo Pereira.Los atacantes intentaron penetrar en la sede de la representación diplomática turca una hora antes del mediodía de ayer, pero fueron recibidos a tiros por el personal de seguridad de la embajada, que mató allí mismo a un miembro del comando.

Uno de los terroristas muertos fue identificado como Sarkis Abrahamian, de 21 años, que reservó las habitaciones de sus compañeros en Cascais y la suya en Estoril desde Beirut.

De acuerdo con la información obtenida, los asaltantes habían dejado en el buzón postal de la agencia de prensa norteamericana Associated Press en Lisboa un mensaje en el cual escribieron su propósito de "hacer saltar el edificio de la cancillería y quedar bajo sus escombros, no como un suicidio, sino como testimonio de nuestra inmolación en el altar de la libertad".

El martes por la noche, el servicio de seguridad de la embajada turca había señalado la presencia de individuos sospechosos en los alrededores de la representación diplomática a las autoridades portuguesas, y es probablemente esta circunstancia la que impidió al grupo asaltante consumar la ocupación de la cancillería.

El grupo se refugió en la residencia del embajador, situada en el mismo edificio, un moderno chalé de dos pisos situado en el barrio residencia¡ del Restelo.

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Los asaltantes amenazaron con matar a todas las personas que se encontraban en el edificio si la policía intentaba desalojarles por la fuerza. Alrededor de mediodía se escuchó una fuerte explosión y la parte superior de la embajada quedó envuelta en llamas. Fue entonces cuando las autoridades portuguesas dieron la orden de intervenir, por primera vez desde que fuera creado, al grupo especial antiterrorista de la policía, que había dispuesto tiradores de élite en todos los tejados que dominaban la embajada.

Macabro espectáculo

Los policías no encontraron ninguna resistencia y en el primer piso de la embajada hallaron un macabro espectáculo: cinco cuerpos totalmente carbonizados y varias armas dispersas.

El embajador de Turquía en Lisboa había regresado definitivamente a Ankara el pasado 17 de julio, encontrándose la representación turca a cargo M encargado de Negocios, Osman Osturk, que junto con su hijo de 17 años, Michcioglu, resultó herido con quemaduras de consideración a consecuencia de la misma explosión que segó la vida de los cinco asaltantes, dentro de la residencia del embajador. El encargado de negocios turco, su mujer y un hijo fueron rescatados heridos, pero con vida. Sin embargo, la mujer del diplomático, que presentaba profundas quemaduras en todo el cuerpo, ingresó ya cadáver en el hospital São José de Lisboa.

Al final de la tarde de ayer se ignoraba la identidad del octavo muerto, pero una fuente oficial confirmó que se trataba de un agente de la policía portuguesa.

Dos miembros del comando eran portadores de pasaportes libaneses, que los identificaban como Simon Yahniyon, de 21 años, y Vatchi Tagihitan, de 19 años. Ambos habían entrado en territorio portugués el 20 de junio por el aeropuerto de Lisboa.

Bombas y granadas

Al final de la tarde de ayer, la policía portuguesa procedía a una búsqueda entre los escombros de la residencia, aún envueltos en humo, para detectar eventuales bombas o granadas colocadas por los asaltantes: un policía justificó las excepcionales medidas de seguridad que se mantenían alrededor del edificio, horas después de concluido el asalto, por el hecho de que uno de los cadáveres encontrados tenía colocadas una serie de granadas prontas para explotar.

Por el número de muertos, el atentado de ayer contra la Embajada turca en Lisboa es el mayor que se recuerda en Lisboa.

Es la segunda vez que el personal diplomático turco en Lisboa es escogido como blanco por los terroristas armenios -el 7 de junio de 1980 un consejero de la embajada de Ankara fue abatido a tiros a la puerta de su residencia y su mujer, herida en la cabeza, murió meses después en Ankara-.

El primer ministro, Mario Soares, convocó, poco después de conocer la noticia del asalto, una reunión del denominado gabinete de crisis, al que asistieron los ministros de Defensa, Asuntos Exteriores y Justicia. Las autoridades están preocupadas por el hecho de que el territorio portugués haya sido de nuevo escogido como escenario de las acciones de terroristas internacionales. En abril, el dirigente palestino Isam Sartaui fue asesinado en el hotel del Algarve donde se realizaba el congreso de la Internacional Socialista.

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