El Papa pactó con el general Jaruzelski su audiencia al líder sindical Walesa

La crispación protagonizó ayer el largo encuentro, de más de dos horas, entre el papa Juan Pablo II y el general Wojciech Jaruzelski, en presencia del primado polaco, Jozef Glemp, y del jefe del Estado, Henryk Jablonski. El único resultado concreto fue la confirmación, por parte del portavoz gubernamental, de que el Pontífice recibirá al principal dirigente del sindicato ilegal Solidaridad, Lech Walesa. Recalcó que se trataba de una audiencia concedida "a la familia Walesa", y que el encuentro -previsto en principio para hoy o mañana en Czestochowa- tendrá lugar a iniciativa del Papa, y no a p...

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La crispación protagonizó ayer el largo encuentro, de más de dos horas, entre el papa Juan Pablo II y el general Wojciech Jaruzelski, en presencia del primado polaco, Jozef Glemp, y del jefe del Estado, Henryk Jablonski. El único resultado concreto fue la confirmación, por parte del portavoz gubernamental, de que el Pontífice recibirá al principal dirigente del sindicato ilegal Solidaridad, Lech Walesa. Recalcó que se trataba de una audiencia concedida "a la familia Walesa", y que el encuentro -previsto en principio para hoy o mañana en Czestochowa- tendrá lugar a iniciativa del Papa, y no a petición del líder obrero.

El Papa tuvo anoche su primer contacto directo con sus conciudadanos, en un estadio de futbol de Varsovia, y ante 300.000 personas leyó un discurso preñado de sentido patriótico, en el que pronunció 35 veces la palabra victoria, según informan desde la capital polaca los enviados especiales Arias y José Comas. El Pontífice, que pidió varias veces a los fieles que no aplaudieran, recordó, como lo había hecho por la mañana el general Jaruzelski, que este año se cumple el 300 aniversario de la Victoria de Viena (frente a los turcos). "Es este", dijo el Papa, "el aniversario que nos une a todos los polacos y también a nuestros vecinos del sur y del oeste, cercanos y lejanos".Del orgullo de la victoria polaca contra los turcos en Viena, Juan Pablo II pasó a desarrollar lo que él llamó ayer "la verdad evangélica sobre la victoria", que significa dijo: "Vivir en la verdad, en la rectitud de conciencia, en el amor a prójimo, en la capacidad de perdón, en el desarrollo espiritual de nuestra humanidad". El hombre "está llamado a la victoria sobre sí mismo". De vez en cuando, la muchedumbre se olvidaba de la petición del Papa de no aplaudir y lo hacía con entusiasmo.

El Papa les recordó ayer a los polacos que al lado de muchas victorias su pueblo ha sufrido también numerosas derrotas que le han acarreado gran dolor. Derrotas, puntualizó, no sólo políticas como la pérdida de la independencia, sino también morales, como "la decadencia de la moralidad".

El aplauso más fuerte lo recibió el Papa cuando afirmó que "la suerte de la Polonia de 1983 no puede serle indiferente a las naciones del mundo, especialmente a las de Europa y América".

Y gritó con fuerza: "El deseo de victoria, de una victoria noble, de una victoria rescatada por la fatiga y por la cruz, de una victoria conseguida incluso mediante las derrotas, forma, parte del programa cristiano de la vida del hombre y también de la vida de la nación". Explicó que no se trata de una victoria militar, sino moral, y concluyó diciendo que "la voluntad de victoria, no abandona a los polacos".

Más de cuarenta camiones de la policía, as¡ como cañones de agua, tenían rodeados a los presentes en la primera misa del Papa al aire libre durante su segundo viaje a Polonia. Y es que se advierte un miedo latente de que los polacos puedan aprovechar la presencia del Papa para desahogar sus sentimientos de protesta política y su rabia almacenada durante todos estos largos meses de estado de guerra y de agustias económicas.

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