Cartas al director

La entrevista con Luis Antonio Burón

He leído el texto publicado en el número 2.238 del diario EL PAIS -entrevista sostenida el pasado sábado 7 de mayo de 1983 con Soledad Alameda-, y quiero hacer alguna acotación.La conversación fue muy larga. Comprendo que es de su incumbencia resumir y destacar lo que cree más interesante y reconozco que el sentido general y las expresiones transcritas responden a lo que expuse. Sin embargo, al abreviar y expurgar es inevitable casi siempre que ciertas afirmaciones aparezcan con más rudeza que la que tenían. No es mi propósito extenderme en matizaciones y salvedades, porque, además, pudiera se...

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He leído el texto publicado en el número 2.238 del diario EL PAIS -entrevista sostenida el pasado sábado 7 de mayo de 1983 con Soledad Alameda-, y quiero hacer alguna acotación.La conversación fue muy larga. Comprendo que es de su incumbencia resumir y destacar lo que cree más interesante y reconozco que el sentido general y las expresiones transcritas responden a lo que expuse. Sin embargo, al abreviar y expurgar es inevitable casi siempre que ciertas afirmaciones aparezcan con más rudeza que la que tenían. No es mi propósito extenderme en matizaciones y salvedades, porque, además, pudiera ser que yo no me expresara con la debida precisión. Tengo únicamente interés en aclarar que cualesquiera que fuesen mis palabras, en ningún momento quise defender la tesis de que la función del Ministerio Fiscal pueda ser conformada en sus caracteres esenciales por el humor cambiante de quien en un tiempo determinado ocupe el cargo de fiscal general del Estado. Estimo que del largo párrafo dedicado a hablar de mis hijos y relaciones con ellos, y de lo que pudiéramos llamar mi "tendencia a la espontaneidad" parece desprenderse la impresión de una excesiva predisposición a dejarme llevar.por movimientos de humor, incluso en la actuación oficial. Creo recordar que apunté el aspecto del ministerio público de permanente y coherente defensor de la legalidad vigente. De todos, modos, si por omisión o defectuosa expresión no quedó esto claro, recalco ahora que mi preferencia por el comportamiento espontáneo no roza en absoluto con mi decidido empeño de cumplir y hacer cumplir las leyes, adaptándome en esto a la larga tradición del Ministerio Fiscal, tradición que respeto y admiro, y que pretendo seguir con firmeza y sin concesiones a estados de ánimo transitorios.

Por otra parte, y para terminar, sólo hacer hincapié en que, como queda publicado, expliqué extensamente (¡machaconamente!) mi posición ante el caso Vinader, tratando de dejar clara mi opinión de que los tribunales que entendieron en dicha causa eran los que, con toda seguridad, tenían información más completa sobre el curso de los hechos enjuiciados, curso que quedó reflejado en la declaración de hechos probados -inatacable por regla general en la casación-, por todo lo cual no encontré razones útiles para apoyar el recurso entablado por la defensa.

Los apartados sobre la libertad de expresión y sobre las relaciones Fiscalía-Gobierno están demasiado resumidos según mis recuerdos, pero no insisto sobre ellos. El resumen de cabecera me parece excelente, y la redacción, muy buena también.

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No vea acritud o disgusto en las acotaciones, pero le ruego que en lo sustancial -sean recogidas y publicadas como adenda a la entrevista.

Nada más. Gracias anticipadas y saludos afectuosos. /

Fiscal general del Estado.

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