Cartas al director

El silbar del 'metro'

Viajar cada día en el metro suburbano se ha convertido en un verdadero martirio. Entre las incontables incomodidades a que estamos sometidos los viajeros se encuentran las agresiones a que se ven sometidos nuestros oídos por el doble silbido exageradamente agudo a la salida de los trenes, cosa que carece de la más absoluta lógica de por qué y para qué, al punto de que muchos de los viajeros tenemos la necesidad de tapamos los oídos porque se hace francamente insoportable.La vida moderna cada vez nos impone más contaminaciones y ruidos innecesarios, de manera que en pocos años perderemos...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Viajar cada día en el metro suburbano se ha convertido en un verdadero martirio. Entre las incontables incomodidades a que estamos sometidos los viajeros se encuentran las agresiones a que se ven sometidos nuestros oídos por el doble silbido exageradamente agudo a la salida de los trenes, cosa que carece de la más absoluta lógica de por qué y para qué, al punto de que muchos de los viajeros tenemos la necesidad de tapamos los oídos porque se hace francamente insoportable.La vida moderna cada vez nos impone más contaminaciones y ruidos innecesarios, de manera que en pocos años perderemos uno de los sentidos más apreciados de los que poseemos. ¿No se podrían reducir esos silbidos a por lo menos la mitad de su frecuencia? A mí, por lo menos, ese silbido tan fuerte me produce vértigo y me pone de mal humor, y no creo que yo sea diferente a los demás. Nada, que con el tiempo harán de nosotros unos sordos, como Beethoven o Goya, aunque no tan famosos como lo han sido ellos. /

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En